La
Plaza de San Francisco en los años cincuenta del pasado siglo
PARA
EL Dr. JULIAN ALONSO
¿Cómo no ha de estar conforme, pero de
absoluta conformidad con cuanto sostienes en tu sentido, erudito e irónico
articulo “Una Plaza menos”?
He conocido en mis años mozos la iglesia
de la Soledad, con su pequeño campanario y su címbalo, que repicaba alegre
convocando a las mozas casaderas de nuestro lugar y a algunas viejas que
también asistían, añorando pasados tiempos de la hermosa juventud, a la célebre
Novena de la bella Virgen que tantos milagros hacia por aquellos barrios donde
estuvo el Alcázar regio y cerca del ruinoso convento de San Francisco.
Le vi desaparecer y trasladar sus
bonitos altares y retablos, con la imagen a la iglesia de San Juan de Dios, con
su convento, destinado a las escuelas de Maestros y maestras y la Virgen
llevaría a la parroquia de San Pedro Apóstol donde ha estado hasta la “debacle”
pasada.
Conocí, ya en modernos tiempos, cuando
se levantó en donde estaba la nave de la Iglesia del antiguo convento de San
Francisco, el pabellón del Hospicio, que acaba de demolerse, dirigido por el
arquitecto provincial don Telmo Sánchez y Octavio de Toledo, ya jubilado “de la
plaza”.
El arreglo y desaparición de la Iglesia
de la Soledad, como se la llamaba, creo que fue obra del Ayuntamiento que
presidia don Heriberto Díaz Ubeda, así es que también hemos presenciado otro
derrumbamiento de nuestro pasado.
Leía en una revista hace poco, que en
Londres y en otras grandes urbes europeas, en cuanto se va a levantar o
arreglar una casa los ayuntamientos prohíben nuevas construcciones, para dejar
un claro por pequeño que sea y sirva de
pulmón y plaza con el ornato consiguiente.
Siendo alcalde es esta capital don
Ceferino Sauco Díez, se instaló provisionalmente la Escuela de Artes y Oficios,
creada por don Rafael Gasset de tan grata recordación para la Mancha, en la
calle de la Mata, donde ahora está todavía y en el entretanto y con rapidez se
edificaba de nueva planta el edificio que vemos sin terminar, cerca del Prado,
en donde vivía el guarda de los jardines fronteros.
Nuestros Ayuntamientos siempre
magnánimos y generosos en extremo, han ofrecido este edificio ya más de una vez
para construir un gran hotel, a una empresa cualquiera y se ha salvado
milagrosamente de perder este predio la Corporación Municipal es decir el
pueblo de Ciudad Real.
¿Por qué no se aprovecha lo edificado y
se alza en la Escuela de Artes y Oficios y a la par se deja libre la plaza de
San Francisco o del Hospicio Provincial?
¿Verdad, querido Julián, que esto es lo
más justo, práctico y equitativo?
Emilio
Bernabeu. Diario “Lanza” viernes 4 de febrero de 1955
La destruida
imagen por republicanos del Frente Popular en 1936 de la Virgen de la Soledad,
que tenía su ermita junto al Hospicio Provincial
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