Pantano
de Gasset
Otro tema que se tocó fue el origen del
pseudónimo de doña Cecilia Bóhl de Faber.
La versión oficial, según don Pascual,
es que a doña Cecilia le daba vergüenza publicar su primera novela “La Gaviota”,
con su nombre y apellido, y leyendo en un periódico no sé qué noticia del
pueblo de Fernán-Caballero, decidió tomar este toponímico por pseudónimo.
La segunda versión es original de
Pascual Crespo. Según él, el camino de Sevilla para andaduras pasaba muy cerca
del pueblo de Fernán-Caballero. En donde hoy está la “Dehesilla de Lara” hubo
entonces una venta de cambio de tiros donde doña Cecilia debió pasar en algún
viaje y chocándole por su eufonía el nombre del pueblo vecino, lo adoptó por
pseudónimo.
Pero de todas las cosas que contó don
Pascual, para mí lo más chocante y que me gustaría llevar a cabo es la de hacer
la ruta del Quijote en tartana, pero llevando media jornada adelante una típica
cocinera manchega, que nos esperase con los galianos hechos. Lo mejor que he
oído en materia de “rutas”.
Calatrava
la Vieja años 50 siglo XX
PANTANO
DE GASSET
Contó Paquito Pérez que según un amigo
suyo es fácil hacer un pantano: Se coge agua de un río, se le embotella en un
embalse y luego se deja salir a chorritos cuando a uno le da la gana. Había que
recordarle esta sencillez a los de nuestro Pantano de Peñarroya, siempre en
potencia milenaria.
El Pantano de Gasset es como una
preciosa laguna de Ruidera hecha por los hombres. En sus contornos se ha conseguido
gran feracidad. Un gran bosque de pinos y eucaliptos caracteriza el paisaje.
Con mucho detenimiento me lo explicó don Ángel Rodríguez Niveiro, mi generoso y
simpatiquísimo amigo, aparejador del Ayuntamiento de la capital. Don Ángel, que
tiene cara de guanche buenazo y dormilón, aconsejó al guarda del pantano que
intensificara la dosis de cloroinina para depurar las aguas, porque en la
ciudad había varias familias enteras con trastornos intestinales. Yo quedé mirando
con verdadero respeto a aquel hombre del “mono” azul, el guarda, que tiene en
sus manos la colitis de una población, según apriete más o menos el volante del
cloro y de la otra cosa que no me acuerdo.
CALATRAVA
LA VIEJA
Desde la carretera y a la caída de la
tarde que llegamos, Calatrava la Vieja, es algo así como un monte azulado con
muñones deformes. La inercia de los hombres y la tierra voraz se han casi
tragado aquellos murallones que fueron el nido donde nació la Orden de
Calatrava, puntal fundamentalísimo de la Reconquista. En la historia escrita,
los datos de aquellos hombres y gestas, bailan también con inseguridad, son
tragados también por la inexactitud.
Dejamos el coche en la falda del monte,
y guiados por don Julián Alonso, maestro de erudición manchega y arqueólogo sutil
y nada pesado, encimamos aquella cabezota de tierra histórica barbada de
rastrojos y barbechos. Mientras vamos subiendo la cuesta entre cardos y espinos
me place hablaros de Julián Alonso. Con sus patillas largas, ya canas, la cara
ovalada, la sonrisa maliciosa, los ojos chispeantes y su cuerpo duro, ágil y
menudo, parece un bandido convertido al bien: cristianizado. Su cojera sincera
y decidida debió producírsela el arcabuzazo de un gendarme allá en sus viejas
andanzas por las encrucijadas. Es incansable en el andar; lleva sandalias,
chaquetilla blanca y una máquina fotográfica cargada, como si fuese un
trabuquillo. La prueba más convincente de su valentía es que fuma tabaco de la ración
con impasibilidad desconcertante. Siempre va delante, trepando y risqueando,
buscando el ángulo interesante y vista más bella... pero luego, cuando habla lo
hace con una mirada más dulce y diciendo muchas cosas interesantes. Es uno de
los más preeminentes espíritus de la Mancha.
Vista
de Calatrava la Vieja años 50 siglo XX
Ya en la cima, Calatrava la Vieja es una
barbechera rodeada de montones informes de piedra de las murallas. sulta
dificilísimo para un inexperto, como yo lo soy en materias arqueológicas,
hacerse una idea de la estructura que tuvo este recinto. El foso está casi lodado
y los cimientos y restos de lienzos de murallas confundidos. El arado ahora, y
el ganado y los hombres otras veces, van, con los siglos, haciendo agro lo que fue
villa, fortaleza.
La planta de la capilla se conserva más
dibujada, aunque de formato irregular, ya que la nave única que debió tener y
el presbiterio, según señaló don Angel R. Niveiro, debieron tener distinto eje.
Queda el ábside y en su paramento inferior aún se ven agujeros en los que se
fijara en otro tiempo el retablo del Altar Mayor.
Atalayando los caminos y subidos en lo
más alto de las ruinas había una pareja de la Guardia Civil que nos acompañó en
nuestro ir y venir por aquellos restos de historia. Yo pensé si serían dos
calatravos metamorfoseados que hacían guardia perenne a su residencia secular.
Luego estuvimos en la ermita de hermosísimo
patio, donde está la Virgen de Carrión. La santera, mujer de folletinesca imaginación,
nos contó como la antigua imagen de piedra de la Virgen de los Mártires, había
sido robada por un catalán, para mandar otra en escayola. Pero según ulteriores
explicaciones del hijo de la dicha santera, la del catalán era pura leyenda.
Fue una lástima porque yo pensaba decir muchas cosas contra el catalán
aprovechado. En fin, otra vez será, porque desgraciadamente robos no faltan en
ninguna parte.
Francisco
García Pavón. Diario Lanza, jueves 20 de septiembre de 1951, página 6
Otra
vista de Calatrava la Vieja años 50 siglo XX
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