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sábado, 16 de noviembre de 2019

50 AÑOS EN CIUDAD REAL



30 noviembre 1961. D. Benigno Castejón, destacado por el Sr. Inspector para organizar la apertura de la casa, recibe al clérigo D. Francisco Rodríguez de Coro, que, procedente del Bonal, viene destinado a esta nueva fundación. 1 diciembre 1961. A las 10 de la mañana, se empieza el traslado de las camas de los niños. Al mediodía, llega el resto de la comunidad…”; reza la primera página de la Crónica de la Comunidad de Santo Tomás de Villanueva de Ciudad Real.

 De esta manera sencilla, se iniciaba la andadura de los salesianos por la capital manchega. Ocho años antes, se había fundado en Puertollano la primera casa en la provincia de Ciudad Real, gracias al empeño, lleno de ilusión y tesón, de un grupo emprendedor de antiguos alumnos. Se llegaba, ahora, a la capital para fundar una presencia de colaboración, tipo de fundación que se había extendido por la España salesiana después de la guerra, especialmente durante los años 50.

En la nueva inspectoría de Madrid –nacida en la fiesta de Don Bosco de 1962 tras la división de la antigua inspectoría céltica en Zamora/León (1954) y Bilbao (1961)-, se regentaba el Colegio de San Fernando desde 1948, perteneciente a la Diputación de Madrid, se dirigía desde 1944 la Institución Sindical de Formación Profesional Virgen de la Paloma, y en 1954 se había aceptado el Colegio de Huérfanos de Ferroviarios de la Dehesa de la Villa. En el caso de Ciudad Real capital, la Diputación Provincial ofreció a los salesianos encargarse de la Escuela-Hogar para atender “la formación religiosa, profesional y cultural” de los niños acogidos. Las Hijas de la Caridad se encargaban de las niñas. 


En 1859 se había creado el Hospicio Provincial de San José en los terrenos de lo que había sido Convento de San Francisco. Aunque se había cambiado el nombre de Hospicio por Escuela-Hogar en los años de la II República, los salesianos tuvieron que trabajar desde el primer momento para aminorar y hacer desaparecer la fama y carga de ‘hospicio’, que venía arrastrando. Se apostó fuerte por crear ese verdadero ‘hogar’ para niños y jóvenes, huérfanos, pobres o de extracción humilde, de la capital, provincia, e incluso, de fuera de ella. Abriéndose posteriormente a alumnado externo, manteniendo el internado, podemos afirmar que en los 25 años que duró la presencia en la Escuela-Hogar, se realizó una auténtica labor de promoción social, que se puede advertir en el tejido industrial y empresarial de la zona, y que se quiso reconocer, entre otras iniciativas, con la concesión de la mención de Ciudadanos ejemplares a los Salesianos en 1986.

Si numerosos antiguos alumnos conservan vivo el recuerdo de su paso por la Escuela-Hogar, los salesianos que formaron parte de aquella presencia también guardan un recuerdo imborrable, pues pudieron desarrollar la paternidad más auténtica de Don Bosco, a través de una formación profesional de calidad –talleres de carpintería, imprenta, mecánica…-, y creando un ambiente de familia con el deporte, el teatro, la música… En este sentido, destaca la Banda de Música, que recorrió entusiasta los pueblos de la provincia, y era la joya de la Semana Santa capitalina, precursora de las actuales Bandas y Agrupaciones musicales. Esa misma Banda que daba el do de pecho en la que consideraba su fiesta principal, María Auxiliadora, a quien procesionaba, con inmensa alegría por las calles aledañas, en la carroza que se construyó en la misma Escuela-Hogar. Una imagen de María Auxiliadora, clásica, esbelta, de grandes y bellas proporciones, que sigue conservándose y venerándose en la iglesia del colegio actual. 


Con los cambios políticos, pedagógicos, sociales y estructurales de comienzos de los años 80, se rescinde la colaboración con la Diputación Provincial, como había ocurrido también con obras mencionadas anteriormente. Al mismo tiempo, los jesuitas estaban llevando a cabo una reestructuración de sus presencias en España, y se disponían a dejar el Colegio Hermano Gárate. Un diálogo fructífero, junto al interés mostrado por el obispo de Ciudad Real, monseñor Rafael Torija, condujeron a la aceptación de la nueva presencia, sin intervalo alguno de discontinuidad. Al mismo tiempo, tras 25 años justos, los salesianos entregaban las llaves de la Escuela-Hogar y se constituía la primera comunidad salesiana en la nueva sede.

El 10 de septiembre de 1986, memoria del Beato Hermano Gárate, con la celebración de la eucaristía y tras una comida fraternal, presididos por el Sr. Obispo, los jesuitas entregaban el testigo a los salesianos. La obra jesuita en Ciudad Real se inició con los albores del siglo XX, gracias al espíritu desprendido e innovador del padre Ayala. El Colegio y la Iglesia, que conserva sus restos, ocupan terrenos de la antigua casa y propiedades de la familia del padre Ayala. Después de la guerra civil, se crea formalmente lo que conocemos como Colegio Hermano Gárate, orientado de manera particular a la formación profesional. Además de ser conocido popularmente como ‘Los Gárates’, sorprende también por ser una obra ‘esparcida en tres lugares’.


En efecto, el edificio central de clases y el edificio de talleres –conocido como ‘la nave’-, se hallan separados como las dos orillas de un mismo río en la calle Ramírez de Arellano, verdadera calle y patio extraescolar del Colegio. Y es consustancial al barrio el trasiego diario de los chavales yendo al recreo o a las clases y actividades deportivas, atravesando la manzana para dirigirse a la zona deportiva, antiguo Romasol, hoy Pabellón Polideportivo Don Bosco. La incardinación en el nuevo colegio cuajó desde el principio. La acogida de los directivos, profesores y personal del Centro fue excelente.

Don Bosco se encarnó a gusto: clases y talleres, deportes, excursiones, convivencias, Caminos de Santiago, teatro y música (Godspel, Musical Don Bosco…), Centro Juvenil –que también celebra sus Bodas de Plata-, Iglesia, concurrida y popular, con oferta generosa de oración, facilidad para confesarse, eucaristía viva. La efeméride de oro tuvo un preludio íntimo el 1 de diciembre de 2011 con el encuentro de salesianos de las dos primeras comunidades y se celebra con diversos actos desde la fiesta de Don Bosco hasta el 15 de junio, donde se clausurará teniendo entre nosotros a la urna de Don Bosco.

Actualmente, los salesianos siguen desarrollando la misma labor de siempre en los variados ambientes de la Obra: Escuela –con más de 1000 alumnos, desde Infantil a Bachillerato y Formación Profesional, amén de los numerosos cursos de Enseñanza Profesional no reglada-, Iglesia de San Ignacio, Club Deportivo Don Bosco –celebrando este año el ascenso a Nacional del equipo absoluto de fútbol-sala-, Chiquicentro y Centro Juvenil Pozo Don Gil, Asociación de María Auxiliadora y Hermandad de Las Palmas.



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