Ofrenda
de las Hermandades de la Pasionaria de San Pedro ante el Monumento la mañana del
Viernes Santo.
La lluvia volvió ser la
protagonista otro día más en la jornada del Viernes Santo. Las Cofradías que forman
de la Pasionaria de San Pedro la mañana del Viernes Santo, se vieron obligadas
a suspender su salida procesional ante los pronósticos de lluvia que tenían. No
podían arriesgar su patrimonio, de modo que ante el riesgo de lluvia
suspendieron su salida que es la decisión más acertada.
Momento
en el que la Hermana Mayor del Encuentro deposita un centro de flores ante el
monumento.
Durante toda la mañana
las Cofradías fueron manejando diferentes partes meteorológicos, que advertían que
en el transcurso de la mañana la lluvia haría acto de presencia como así
ocurrió. A las diez y media de la mañana se convoco una reunión de los Hermanos
Mayores en la que estuvo presente el sacerdote de la Parroquia de San Pedro, Rvdo.
Sr. D. Pablo Martin del Burgo Cabañeros, y el Presidente de la Asociación de
Cofradías de Semana Santa, D. Emilio Martín Aguirre.
El
sacerdote de la Parroquia de San Pedro, Pablo Martín del Burgo, comunica a
todos los presentes la suspensión de la Pasionaria de San Pedro.
Tras escuchar a cada
uno de los Hermanos Mayores su decisión sobre la salida o no de la procesión,
se decide por mayoría suspender la salida procesional de las cinco cofradías
que forman la Pasionaria de San Pedro. Acto seguido se trasladan el sacerdote
junto a los Hermanos Mayores a la capilla del Santísimo, donde se realiza la
ofrenda al Monumento como cada Viernes Santo.
Una vez realizada la
ofrenda al monumento, que este año ha corrido a cargo de la Hermandad del Encuentro,
los Hermanos Mayores junto a D. Pablo Martin del Burgo, se dirigen al altar
mayor donde D. Pablo comunica la decisión de suspender la salida procesional,
ante la desolación de todos los que esperaban acompañar a su imagen titular una
nueva mañana del Viernes Santo.
Debido a la lluvia no
pudimos ver en la calle la restauración de la imagen de Jesús Orando en el
Huerto por el sevillano José María Leal, ni la de Nuestro Padre Jesús Caído por
el ciudadrealeño Luis Fernando Ramírez Mata, junto a la restauración de dos
gallardetes de la Hermandad del Encuentro que pertenecieron a la antigua
Hermandad de la Coronación de Espinas. Tampoco la Hermandad del Cristo del
Perdón y de las Aguas, pudo mostrar al pueblo de Ciudad Real el dorado de las
dos cartelas laterales de su paso, ni la de la Santísima Virgen de la
Misericordia pudo mostrar su nuevo Libro de Reglas, ni la nueva pintura de la
Virgen para su estandarte.
Tampoco pudimos ver como
el paso de Nuestro Padre Jesús Caído volvía a ser portado por 40 costaleros,
tras varios años en que las ruedas habían sido su medio para procesionar el Viernes
Santo. Otra vez la lluvia omnipresente esta Semana Santa, nos volvía
a jugar una mala pasada y nos dejaba un mal sabor de boca a todos y sobre todo a las hermandades
de la Pasionaria de San Pedro, que no pudieron realizar su estación de penitencia una
nueva mañana del Viernes Santo, que todos los años tiñe las calles y plazas de
Ciudad Real de color morado, color predominante en las túnicas de los hermanos.
Una vez suspendida la
salida procesional, las hermandades realizaron lo que podíamos llamar “foto de
familia”, es decir una fotografía con los costaleros, hermanos de túnica y
miembros de juntas de gobierno en el altar mayor de la Parroquia de San Pedro. Por su parte
la Hermandad de la Oración en el Huerto se traslado al Camarín de la Virgen del
Prado, donde se deposito un ramo de flores en la ventana de la Virgen.
La Parroquia de San
Pedro que se encontraba repleta de cofrades a las 11 de la mañana, se fue poblando
poco a poco de una gran multitud de ciudadrealeños que se acercaron al templo
parroquial para visitar los pasos que no pudieron hacer su salida
procesional, visitas que se prolongaron durante toda la mañana.
La
Parroquia de San Pedro fue un hervidero de cofrades y publico toda la mañana
del Viernes Santo.
Miembros
de la Hermandad de la Oración en el Huerto delante del camarín de la Virgen del
Prado, donde se desplazaron para depositar un ramo de flores en su ventana.