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jueves, 30 de noviembre de 2023

CALLE DE BORJA

 



Era esta vía urbana un antiguo callejón al que daban varias “puertas falsas” de las casas de labor de las calles de Morería y Reyes. Al edificarse el nuevo mercado, se transformó en calle bastante amplia, conservando el nombre.

En la acera de los pares, el 6 fue almacén de frutas y pescados de un buen amigo, Silverio Castillo Yepes, asentador con una gran tradición familiar en esta clase de negocio. Nosotros recordamos el puesto que tenía su padre, en la nave del pescado del viejo mercado, contándose alguna anécdota de la que fue protagonista junto con un amigo de comilonas, muy popular también en Ciudad Real, así como el surtido establecimiento de pescadería en los soportales de la hoy Plaza Mayor. Al fallecer Silverio Castillo, su viuda continuó algunos años con el almacén, limitándose a frutas y verduras.

En el número 8 estuvieron bastante años las oficinas de Publicidad Salas y también la peluquería de señoras Mary, y en los bajos, el almacén de frutas y pescados de José Miñano, que fue concejal del Ayuntamiento y directivo del C. D. Manchego. También el almacén de Roque, con hortalizas y frutas selectas, según reza el rótulo de la puerta de entrada.




En la acera de los nones, toda ella ocupada por el mercado, existen en los bajos algunos establecimientos del ramo de hostelería, el primero la taberna-bar de Arsenio, muy popular y conocido en el mundo local de bares y cafés, de los que ha montado una buena cantidad de ellos. Le sigue otro café-bar denominado “El Hidalgo”, propiedad de Ramón Delgado Alcázar, con buena cocina y mejores tapas y especializado en almuerzos de media mañana para los vendedores del mercado, de siempre muy madrugadores.

En el propio mercado estuvieron instalados unos años los puestos reguladores del propio Ayuntamiento, a cuyo frente estaba José Crespo, y que resultaron muy eficaces a la hora de regular los precios de varios artículos de consumo más general, evitando subidas injustificadas. Creemos que aun tendrían razón de existir, sobre todo en épocas en que los agricultores ven despreciados sus productos, como ha sucedido recientemente con la patata y la cebolla. Pero doctores tiene la iglesia…

Cecilio López Pastor. Pequeña historia local. Ciudad Real medio siglo de su comercio.




miércoles, 29 de noviembre de 2023

EL ANTIGUO CALLEJÓN DE BORJA

 

Grupo de viviendas levantado en los años sesenta del siglo XX sobre los grandes corrales que existían en la calle Borja



En pleno centro de la ciudad nos encontramos el antiguo Callejón de Borja, hoy convertido en calle, que tiene sus inicios en la calle de los Reyes y termina en la calle Morería. Sobre el nombre de Borja, se desconoce el motivo por el cual lo recibió en su día.

Actualmente la calle Borja esta edificada por un lado por el edificio del antiguo mercado de abastos, y por el otro por viviendas de pisos de varias alturas. A principios del siglo XX, el espacio ocupado por el mercado, era en parte el huerto del Marqués de Casa Treviño y el resto casas con grandes patios que fueron expropiadas por el ayuntamiento para construir el Mercado de Abastos, que se inauguró en 1949. Enfrente del antiguo mercado no existían edificaciones de viviendas, sino grandes corrales que se edificaron a partir de los años cuarenta del pasado siglo.


Montaje de una vista  la calle Borja en la actualidad, con la fachada del antiguo mercado a inicios de los años noventa del siglo pasado


martes, 28 de noviembre de 2023

D. JOAQUÍN AGUILERA Y GARCÍA, POETA ILUSTRE DE LA MANCHA

 



Lo mismo que defendemos apasionadamente a Ciudad-Real, aunque el éxito nos acompañe sólo en algunas de las ocasiones en que alzamos nuestro comentario contra lo que no nos gusta, igual acogemos gozosamente las ocasiones que se nos presentan de enaltecer las figuras que son o que fueron de esta bendita tierra que nos sostiene bajo el valiente sol que nos alumbra.

De ahí que cuando nos hablan de algunas figuras que fueron señeras en las artes, en política, o que fueron populares en nuestro pequeño mundo, en otros tiempos, figura que generalmente, se dieron sin c1caiteríasa la mayor gloria de su pueblo, apoyados en su vocación inasequible al desaliento de amar a ese pueblo, nosotros vibremos con la llamada del deber.

Precisamente en estos días, generados por esas efemérides que tan galana y sabiamente lleva nuestro ilustre colaborador, don Francisco Pérez, se suscitan en el seno de algunas familias ciudarrealeñas o manchegas en general, entrañables recuerdos de antepasados suyos que encajan perfectamente en lo que nosotros llamamos preclaros personajes de la «biografía» de este viejo solar. Recuerdo que se despierta en personas que, sin parentesco alguno con esos grandes protagonistas de la pequeña historia de las ciudades, fueron amigos suyos, o simplemente oyeron las andanzas de este a sus mayores.

Precisamente por esto, consideramos que es justo traer. a estas páginas para glosar, siquiera en la medida de nuestros pobres medios, la figura magnífica de un poeta ciudarrealeño que además, fue un excelente trabajador y un no menos excelente padre de familia, según todas las referencias gráficas que han caído en nuestras manos estos días. Nos estamos refiriendo a D. Joaquín Aguilera y García.

D. Joaquín Aguilera era poeta eminente, periodista infatigable y funcionario ejemplar. Alternaba estos tres quehaceres con verdadera. pasión. En el número 749 de «Vida Manchega» del día 23 de marzo de 1923, fecha en que dejó de existir a los 66 años de edad, podemos leer la nota necrológica, que hacía el redactor don José Saráchaga:

 



«En la redacción, era Aguilera el compañero afable y cariñoso, periodista servicial que constantemente se dedicaba a su ingrata labor anónima aun sabiendo que era misérrima su soldada. Franco de carácter, comunicativo, campechano. siempre respetuoso, redactores y cajistas, le quisieron como a un buen camarada. Para los jóvenes, para los noveles, siempre tuvo palabras de aliento sanos consejos, correcciones que, cariñosamente, encaminaba a buen fin. Los periódicos de la localidad tributan hoy su pésame al compañero de siempre».

En «El Labriego» del mismo día se publicaba, entre otros elogios, lo siguiente:

«...su obra poética es corta pero selecta. Aún, meses antes de ser herido por la enfermedad que le ha llevado al sepulcro, su musa fresca y lozana, como en los veinte años, producía magníficos sonetos, de un sabor clásico depurado, y que revelaban el temple grandioso de su estilo y el culto que rendía el poeta a todo lo que fuera Calderón. Lope de Vega y otros ingenios», esto escribía Miguel Sánchez Mingallón en «El Labriego», y continuaba: «...Y así fue como dirigió «La Tribuna», diario en el que inició sus primeros pasos, como en otros periódicos locales, fue el periodista hábil y experto, con una voluntad a toda prueba y un concepto verdadero de lo que es y debe ser el periodismo».

Pero, además de periodista insigne, maestro en estas tareas, como se reconocía por todos los compañeros de su época, abnegado y educador incansable, Joaquín Aguilera era un poeta que dejó muchas veces en alto lugar el pabellón intelectual de nuestra provincia, por toda la geografía española. Sus múltiples quehaceres le impidieron ser un escritor pródigo, pero, sin embargo en su no extensa producción poética, pequeñas obras maestras que merecieron en más de una ocasión la distinción de la flor natural. el premio de jurados exigentes, el galardón que venía a rubricar con rasgos de oro la labor literaria de este poeta manchego.

Aguilera, aunque no nacido en Ciudad Real, pues era madrileño se consideraba hijo de Ciudad Real; quería a este terruño, que consideraba entrañablemente suyo, como se desprende de algunos de sus escritos en prosa y verso y además, cosa rara, el ilustre periodista era profeta en su tierra, puesto que aquí triunfó y se le consideró por toda clase de gentes, desde las más altas, a las clases más populares, pasando, naturalmente por la siempre difícil clase intelectual.




El poeta recibió, a lo largo de su vida, muchos premios y distinciones, no solamente en la capital manchega, sino en Segovia, Albacete, Alcoy, Cuenca, Murcia, Toledo, Ceuta y otras ciudades españolas, tan dadas entonces a organizar certámenes poéticos y literarios. Precisamente tenemos en nuestras manos un vivo documento que viene a ser como un ligero apunte biográfico, que habría de tenerse en cuenta en alguno de esos certámenes, para explicar al auditorio la personalidad de nuestro poeta. en el que se relacionan los premios obtenidos por Joaquín Aguilera. En dicho documento, escrito de puño y letra del escritor y periodista, se cuenta que es autor de dos libros, titulados «Mis versos» y «Recuerdos». Los premios que ha obtenido hasta entonces en los distintos certámenes en que participara, en algunos de los cuales actuaron como mantenedores Juan Valera, Hernández Zuazo, Rojas Zorrilla, etc.

Queda aquí ligeramente dibujada la personalidad de D. Joaquín Aguilera y García, como periodista y poeta. Falta la otra faceta humana de este insigne ciudarrealeño que, según parece a juzgar por lo que leemos en la prensa de aquellos días de su muerte, merecía el encomio de todos los sectores.

Leemos en un periódico de aquel entonces lo siguiente:

«...Y tuvo D. Joaquín Aguilera otro mérito que aún suele ser más raro que el de poeta y el de periodista; el mérito de haber sido, durante cerca de cincuenta años un funcionario modelo, un gran trabajador, ordenado, serio e intenso. Con estas cualidades ha laborado en las oficinas del Ayuntamiento y la Corporación ha hecho constar en acta su sentimiento por la muerte del señor Aguilera, al mismo tiempo que acordó costear la sepultura a perpetuidad. ¿Es esto bastante -se pregunta el diario- para premiar el trabajo de un hombre que vivió tantos días, penosamente, dolorosamente, en las oficinas del Ayuntamiento, reportando una forma de beneficios de las más eficaces? ¿Debe conformarse el Ayuntamiento de Ciudad Real con que conste en acta el sentimiento de la corporación? Creemos que no, hay que hacer algo más. Don Joaquín Aguilera, como periodista y como poeta ilustre merece más del pueblo de Ciudad Real, y como modelo de funcionario merece también más del Ayuntamiento».



D. Joaquín Aguilera deja mujer y ocho hijos, y no pudo ser rico nunca porque todo lo ganó trabajando. ¿Sería mucho pedir si solicitáramos una pensión?

Si mucha tinta se empleó en escribir las alabanzas del poeta, periodista y funcionario manchego. Tinta, tiempo y espacio perfectamente merecidos a juzgar por la personalidad del propio protagonista de esta modesta glosa que estamos haciendo, como merecida fue la concesión de la cruz de Alfonso XII que, a petición del gobernador civil de Logroño, de fecha 4 de junio de 1905, le fue otorgada.

A estas facetas basta añadir que fue un padre de familia honorable, generoso y consciente. Amante de su hogar, no desperdició ocasión en que demostrar públicamente el amor a los suyos.

Hasta el momento de su muerte estuvo escribiendo don Joaquín Aguilera. Fueron muchos años de tarea. Precisamente está en nuestras manos su poema póstumo. Fue premiado en los Juegos Florales de Murcia. Era una canción a la bandera y se publicó en «Vida Manchega» el 24 de marzo de 1924; en ocasión del primer aniversario de su muerte.

Así empieza cantando a la bandera española nuestro manchego insigne:

"La bordaron, por civismo, las mujeres españolas;

la tiñeron con las tintas de las rojas amapolas,

y por Marte consagrada de su espíritu marcial;

cual penacho de una nube, de una nube de oro y grana,

desde entonces libre ondea majestuosa y soberana

la bandera sacrosanta, la bandera nacional".

Emilio Arjona. Diario “Lanza”, martes 30 de junio de 1970




lunes, 27 de noviembre de 2023

CALLE PALOMARES ANTIGUA JOAQUÍN AGUILERA

 



La calle Palomares es una pequeña calle del barrio de la morería, paralela al callejón de Enmedio. Sobre el origen de su nombre no tenemos información, aunque pudiera ser que en la misma en siglos pasados hubiera palomares para la crianza de palomas.

Esta calle a principios del siglo XX, estaba edificada por viviendas de una sola planta, y gran parte de la misma estaba ocupada por los terrenos del antiguo matadero público inaugurado en 1883. También en esta calle estaba a principios del siglo pasado, el depósito general de agua de Ciudad Real.




El 8 de noviembre de 1932, la Corporación Municipal acordó cambiar la denominación de la calle Palomares, por la de Joaquín Aguilera, en memoria del escritor y periodista Joaquín Aguilera García, nacido en Madrid en 1856 y fallecido en nuestra ciudad en 1923, donde ejerció la profesión de oficial mayor en el ayuntamiento. Fue redactor de la revista "La Tribuna", colaborando también en el "Pueblo Manchego", "Mefistófeles" y otras revistas literarias locales. Publicó los libros "Recuerdos" y "Mis Versos-Poesías Originales" (1885). Desde el año 1897 hasta 1919, obtuvo premios en certámenes literarios y juegos florales nacionales.

El consistorio municipal acordó recuperar el antiguo nombre de Palomares para esta calle, en su sesión del 29 de diciembre de 1982. Actualmente la calle Palomares es una calle con edificaciones modernas de bloques de pisos.



domingo, 26 de noviembre de 2023

CALLEJÓN ENMEDIO

 



En pleno barrio de la morería de la ciudad, se encuentra el callejón Enmedio, pequeña calle que une la calle Morería con la calle Lentejuela. Las construcciones que existieron en esta calle estrecha y empedrada, eran de una sola planta y en la misma hubo una bodega y una taberna.

 



Su nombre de callejón, proviene por ser una calle estrecha que discurría en medio de dos calles importantes. Los callejones eran unos elementos asociados a la arquitectura árabe, lo que nos recuerda que este callejón perteneció en sus orígenes al barrio árabe de Ciudad Real.




A partir de los años ochenta del pasado siglo XX, este callejón sufrió una gran transformación, dejando de ser un lugar estrecho, al ampliarse la calle y desaparecer sus viejas construcciones por bloques de pisos, desapareciendo también su empedrado que fue sustituido por asfalto.

 


sábado, 25 de noviembre de 2023

LA CALLE PORTILLO BARRAGÁN

 

Vista aérea de la calle Portillo de Barragán en 1928


De todos es conocido que Ciudad Real fue una ciudad amurallada, en la que existieron 8 puertas de acceso y 130 torreones. Su muralla tenía una forma de elipse casi perfecta con una longitud de 4.600 m., con un grosor de 2,20 m. De esta antigua muralla solo queda hoy la Puerta de Toledo y un pequeño lienzo, en la ronda de la Mata.

 


A parte de las ocho puertas de acceso, el recinto amurallado también tenia algunos portillos, es decir una pequeña puerta o postigo que daba acceso a la ciudad, sin tener que hacerlo por las puertas de acceso a Ciudad Real. Entre las puertas de Alarcos y la de Santa María, se situaba el Portillo de Barragán que dio nombre a la actual y pequeña calle que comunica la Ronda de Alarcos con la calle Aben Canes.

La calle Portillo de Barragán a principios del siglo XX y en las tres primeras décadas de este, estaba formada por grandes solares donde por un lado se encontraba el Campo de Recreo de la Antigua Academia General de Enseñanza de Ciudad Real, y por otro por grandes corrales. Actualmente está edificada por bloques de pisos, sin ningún elemento arquitectónico que destacar.

 



Frente al Portillo de Barragán se encontraba una de las casetas del fielato de la ciudad. Fielato era el nombre popular que recibían en España las casetas de cobro de los arbitrios y tasas municipales sobre el tráfico de mercancías. El término fielato procede del fiel o balanza que se usaba para el pesaje.



viernes, 24 de noviembre de 2023

LA CALLE ABEN CANES ANTIGUO CALLEJÓN DE LA MORERÍA

 

 
Desaparecido campo de recreo de la Antigua Academia General de Enseñanza de Ciudad Real, que ocupaba gran parte de la actual calle de Aben Canes


La actual calle Aben Canes, es una pequeña calle que comunica la calle de los Reyes con la calle Morería. Su primitivo nombre fue de Callejón de Morería, y era el lugar donde morían las calles Reyes y Morería, ya que no fue hasta el siglo XX, cuando estas calles fueron comunicadas con la ronda.

 



Las edificaciones que existieron en esta calle fueron de una sola planta con grandes corrales, y gran parte de la misma la ocupó el Campo de Recreo de unos 4.000 m2 de la Antigua Academia General de Enseñanza de Ciudad Real, que constaba de gimnasio higiénico, frontón para jugar a la pelota, campo de balompié y material necesario para hacer prácticas. También en esta calle tuvo su fragua Antonio Blanco Martínez, conocido en Ciudad Real por “el rey del martillo” y maestro de forja de la Escuela de Artes y Oficios de nuestra ciudad. De su fragua salieron muchos trabajos para Ciudad Real entre los que destacan las actuales lámparas que cuelgan en las bóvedas de la Catedral, y que realizó 1967 basándose en las lámparas del Monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo. Las viejas edificaciones dieron paso en los años ochenta y noventa del pasado siglo XX, a los actuales bloques de piso sin ningún elemento arquitectónico destacable.




El ayuntamiento de nuestra capital acordó el 30 de octubre de 1992, cambiar el antiguo nombre de callejón de la Morería, por el de Aben Canes, personaje almohade de la Edad Media ligado a la Reconquista, y a la fortaleza de Calatrava la Vieja donde fue alcaide y la persona que entregó esta antigua plaza a las tropas de Alfonso VIII. También su nombre está ligado a la historia de Ciudad Real, porque el actual parque forestal de la Atalaya, conocido en el siglo XIII como “atalaya de Aben Canes”, existió una torre de vigilancia propiedad de este morisco.




jueves, 23 de noviembre de 2023

ALMACENES DE LOS REYES EN CALLE MORERÍA, 23

 

 
Legado “Salas” Centro de Estudios de Castilla-La Mancha


Almacenes de los Reyes fue un negocio familiar dedicado a vestir las casas de los ciudarrealeños y confeccionar las dotes de las mozas casaderas. Se fundó el 13 de julio de 1925 por los hermanos Mariano, Rafael, Adolfo y Emilio de los Reyes Cabanillas en un local de la calle de la Feria, pasando posteriormente a la calle Toledo y de hay a la calle Alarcos esquina con la Plaza de Cervantes en julio de 1956, demoliéndose este edificio a principios de los años noventa del pasado siglo. Coincidiendo con la demolición de este inmueble de la calle Alarcos, Almacenes de los Reyes abrió una tienda en la calle Morería número 23, dedicada a la venta al por mayor, y que funcionó durante varios años.


miércoles, 22 de noviembre de 2023

LA ÚLTIMA CASA DE LA CALLE MORERÍA

 



La calle Morería es una calle con un aspecto totalmente moderno, plagada de bloques de pisos que han borrado su pasado del cual solo queda como baluarte de su historia, una casa rotulada con el número 11, cerca de la confluencia de la calle Morería con la calle del Olivo. El único mérito de esta vivienda es su supervivencia, el haber resistido a la especulación del ladrillo y continuar como testigo de un pasado reciente.

 


martes, 21 de noviembre de 2023

IMÁGENES DE LA ARQUITECTURA POPULAR PERDIDA DE LA CALLE MORERÍA EN LA CÁMARA DE IFERGA

 



Ciudad Real sufrió una gran transformación urbanística a lo largo del siglo XX. Como consecuencia de este hecho, la ciudad fue demolida casi en su integridad, para levantar feos bloques de pisos de ladrillo y hormigón, donde antes se levantaban conventos, casas-palacios, edificios históricos y casas de la arquitectura popular manchega.




La arquitectura popular es la arquitectura que hace el pueblo. Con mayor rigor se podría decir que es la arquitectura que hace el pueblo y el tiempo. Ciudad Real no fue ajena a esta arquitectura popular, y existieron barrios plagados de ejemplos. Uno de estos barrios fue el de la Morería, donde existían casas bajas, blancas y que supervivieron hasta los años ochenta del pasado siglo XX.




Inocencio Fernández Gallardo, conocido en la ciudad por “Iferga”, captó con su cámara muchas de estas edificaciones populares del antiguo barrio de la morería ciudarrealeño, algunas de las cuales están publicadas en la obra “Un maestro de la Fotografía” de Teodoro Rodríguez González”, y que hoy traigo al blog.





lunes, 20 de noviembre de 2023

PARQUESITE

 



Un establecimiento emblemático de la calle Morería en los cincuenta años, es “Parquesite” actual Líder de Parquet, S.L., una empresa especializada en Ciudad Real en la instalación de parquets, tarimas flotantes, laminados, suelos de alta resistencia y tarimas de exterior. Además, es suministrador de los mejores materiales del sector y las mejores marcas.

Corría el año 1965, cuando su fundador Félix Romero con solo 17 años, empezaba a trabajar el parquet, para una empresa francesa instalada en Madrid. Dos años más tarde, comienza los primeros trabajos en Parquesite, y en Ciudad Real las primeras instalaciones las realiza en 1969. En el año 1970 abre una pequeña exposición en el antiguo número 12 de la calle Morería. Allí estaría durante los cuatro años siguientes, pasando a las nuevas instalaciones en el número 9 de la calle Morería en 1974, donde se sigue atendiendo al público a día de hoy, primero bajo la denominación de Parquesite hasta el año 1987, momento en el que comienza con una nueva firma Insparq.

Posteriormente se van incorporando al negocio sus hijos José Félix, Ana y Miguel, todos cualificados y con capacidad para continuar la trayectoria marcada por su padre. Junto a ellos crea en 1998 Lider de Parquet – Lidepar, firma en la que se sigue trabajando a nivel nacional y posteriormente abre otra exposición en la Carretera de Toledo junto a sus almacenes, donde también se atiende al público.


 
Félix Romero en 1998 cuando recibió un premio otorgado por la Federación Española de Pavimentos. de Madera (FEPM)


domingo, 19 de noviembre de 2023

LA CARNE DE CABALLO SE VENDÍA EN CIUDAD REAL EN LA CALLE MORERÍA, 7

 



La venta autorizada de carne de caballo para el consumo humano, siempre tuvo detractores y defensores, formando parte de la dieta de los españoles durante muchos años. En Ciudad Real en el año 1957, abría sus puertas una expendeduría de carne de caballo en la calle Morería 7, de la mano de Benito del Valle y que funcionó durante bastantes años.

 


sábado, 18 de noviembre de 2023

LA CALLE MORERÍA EN EL LIBRO DE “CIUDAD REAL: MEDIO SIGLO DE SU COMERCIO” DE CECILIO LOPEZ PASTOR

 

Inicio de la calle Morería con Postas en 1947



Ponemos fin a esta pequeña historia del Comercio de Ciudad Real en la primera mitad del siglo, con la referencia a dos calles de la capital: Morería y Borja, con las que se completa el detalle que hemos venido ofreciendo de las más céntricas. Pero al escribir sobre la de Morería, una de las más nombradas del llamado barrio de la Virgen, hemos de tener un recuerdo para la semana del Carnaval, en las dos primeras décadas, ya que esta calle era la principal protagonista de fiestas tan populares, que ahora, en los últimos años, están resurgiendo como consecuencia de la colaboración organizadora entre la Comisión Municipal de Festejos y la Federación de Peñas. Nuestra capital, por aquellas décadas, tenía bastante menor número de habitantes que en la actualidad, pero la gente era también muy animada y eran muchas las máscaras callejeras que se disfrazaban con los más variados atuendos desde el Domingo de Carnaval al Domingo de Piñata, aparte las variadas estudiantinas y comparsas locales y de la provincia que se paseaban por la no muy ancha calle, gastando bromas al público que acudía en gran número desde mediada la mañana hasta casi anochecido.


Legado “Salas” Centro de Estudios de Castilla-La Mancha



Un buen día, un gran alcalde de Ciudad Real, don José Cruz Prado, y un buen colaborador suyo, el procurador don Manuel Sánchez Gijón, ambos de grata memoria por sus iniciativas, decidieron enterrar el Carnaval del Morería, por resultar ya insuficiente la calle, y trasladarlo por la mañana a la Plaza de la Constitución y por la tarde al Parque de Gasset, donde se organizaban concursos de carrozas y coches enjaezados, así como de máscaras, algunas por no decir muchas con verdadero gusto en el disfraz. Todo esto ocurría al término de la segunda década del siglo, ganando en animación cada año que transcurría. La calle de Morería perdió como es lógico en bullicio y alegría, pero ganó en tranquilidad en los cuatro días principales de la fiesta.

Y vamos ya con el detalle comercial, empezando por la acera de los pares de esta no corta calle, que tiene su salida a la ronda de circunvalación. En lo que hoy pudiéramos llamar el número 2, en la actualidad una de las fachadas del mercado de abastos, había una serie de pequeñas casas particulares, que desaparecieron por el cuarenta y tantos para, en unión del llamado “Huerto del marqués”, dar paso a esta gran mejora local. Por cierto que ya que hacemos referencia al “huerto”, tratado en la calle Postas, hemos de ampliar que además de jardín del marqués de Casa Treviño, tenía una parte de picadero, que servía para doma y monta de los caballos que poseía el citado aristócrata.


Legado “Salas” Centro de Estudios de Castilla-La Mancha



En la esquina con el antiguo callejón de Borja, recordamos el domicilio particular de don Francisco Morayta padre, conocido médico y político, pues fue presidente de la Diputación al advenimiento de la República en 1931. Durante muchos años ejerció su profesión su profesión en Ciudad Real y nos consta que para hacer la visita a los enfermos – en aquellas fechas no había ambulatorios y el médico te visitaba en cuanto dolía la cabeza- disponía de dos coches, uno de invierno, cerrado, y otro de verano, para cuya tracción disponía de un caballo al que había puesto por nombre “Maura”, pues conocidas eran las ideas liberales de dicho doctor, que tenía tres hijos, Miguel, que fue director de cine, Paco, médico y también político, y Gloria, muy bella por cierto, que se casó con un oficial de Artillería.

Calle poco comercial por entonces, en el número 8 tuvo sus oficinas y domicilio el popular y conocido contratista de obras Pedro Ruiz, buen amigo que fuera a pesar de la diferencia de edad y sempiterno fumador de puros. En el 14, ya esquina a Azucena, tuvo la tienda de comestibles y despacho de pan Félix Espartero, al que sucediera su hijo político Francisco Vera Torres.

 

Legado “Salas” Centro de Estudios de Castilla-La Mancha



En el 16, 14 moderno, la imprenta de J. Galán Moncada, y en el 24, otra tienda de comestibles, esta de Francisco Fernández Delgado, con todos los artículos propios de esta clase de establecimientos de barrio. Había también un taller de confecciones de punto y un despacho de vinos.

En la acera de los nones comenzaba en el 1 con negocio de curtidos, artículos de zapatería, tapicería y guarnicionería de Hilario García Fernández, sucesor de Pablo García, seguido de otro de artículos de viaje de la misma firma comercial y el estanco de sucesores de Ramón Maldonado, del cual ya escribimos al referirnos a la calle de María Cristina o Mercado Nuevo.

En el 7 tuvo el almacén Polo, el pescadero, el despacho central de la RENFE, la primera tienda de venta de carne de caballo y posteriormente una huevería de José López Mondragón y un almacén de plátanos de Vicente de Gracia.

 



En el 9, un despacho de artículos y productos de confitería y alimentación, de Gregorio Fernández, depositario de galletas “Fuster”, con buenas especialidades. También un establecimiento de joyería y platería, relojes y artículos para regalo, de José Álvarez “El Artista”, conocidísimo desde hace muchos años en el gremio. El 13 tuvo la antigua taberna y despacho de vinos de Julián Alañón y haciendo semiesquina a Alamillo Bajo, el establecimiento de calzado de familiares de dicho señor.

En el 17, la Compañía de Seguros “La Preventina”, especializada en decesos, y en el 23, el taller de reparaciones de radio y televisión de Manuel Díez Muela, persona de gran competencia en su profesión. Y terminamos la calle en el número 25 con el establecimiento modesto “complejo industrial” de Ramón Fernández Sánchez, conocido por “El tío de la manta”, según rezaba una tarjeta de visita que en su día tuvimos a la vista, especializados en la fabricación de berenjenas aliñadas, gozando justa fama sus preparados entre los numerosos consumidores.

Cecilio López Pastor. Pequeña Historia Loca. Ciudad Real: Medio Siglo de su Comercio


Legado “Salas” Centro de Estudios de Castilla-La Mancha


viernes, 17 de noviembre de 2023

CALLE DE LA MORERÍA

 

Vista de la calle Morería en los años cuarenta del pasado siglo XX

 


La calle Morería de Ciudad Real, es una calle que se inicia en su confluencia con la calle Postas, y termina en su salida con la Ronda de Alarcos. Su nombre de “Morería” le proviene al haber pertenecido al barrio moro de Ciudad Real, es decir barrio donde habitaron los moros en Ciudad Real desde la fundación de la villa, luego ciudad y hasta la expulsión de estos en tiempos de Felipe III.

Aunque actualmente a la calle Morería se puede acceder desde la Ronda de Alarcos, no siempre fue así, ya que, desde el nacimiento de la calle en la edad media, hasta 1968, la calle Morería nacía en su confluencia con la calle Postas, y terminaba a la altura de la actual Aben Canes, entonces llamada Callejón de Morería. Fueron diferentes ayuntamientos de la época del franquismo, los que vieron la necesidad de dar acceso a la calle Morería desde la Ronda de Alarcos, haciéndose con los terrenos necesarios para ello y una vez urbanizados estos dar acceso a la calle desde la Ronda de Alarcos en 1968.

El barrio de la Morería de Ciudad Real, fue según los historiadores locales, el barrio más pobre de la misma, teniendo edificaciones de una sola planta o dos como mucho, con grandes patios, hasta los años ochenta del pasado siglo, que fueron sustituidas por bloques de pisos. También fue el barrio donde desde antiguo y hasta el primer tercio del siglo XX, se celebraron los carnavales de Ciudad Real.

 

 
Vieja edificación  de la calle Morería 


La calle ha tenido diferentes nombres a lo largo de su historia. Su primitivo de la Morería fue sustituido en la sesión municipal del 4 de enero 1894 cuando se acuerda que “Que a la calle Morería se le sustituya el nombre por el del General Margallo, por ser este el deseo de la opinión pública”. Parece ser que ese deseo de la opinión pública al que se hace referencia en la sesión municipal surgió en la manifestación contra los moros del Riff de la guerra de Melilla, que se celebró en Ciudad Real el 31 de octubre de 1893 y que relata así D. Inocente Hervás y Buendía en su “Diccionario histórico geográfico de la provincia de Ciudad Real: “En la manifestación escolar organizada el 31 de octubre del año de 1893 en son de protesta contra los moros del Riff con ocasión de la Guerra de Melilla, el entusiasmo patriótico de los estudiantes en sus trasportes de indignación contra aquellos y de simpatía para con nuestro valeroso y aguerrido ejército, quiso dejar un público testimonial del hecho arrancando la lápida donde estaba escrito el nombre de la calle de la Morería y bautizándola con el del valiente general, Margallo, muerto el día 28 de dicho mes en el campo de batalla.”

Con el nombre de “General Margallo” estuvo rotulada la calle Morería desde 1894 hasta 1920, cuando el Ayuntamiento a propuesta del periódico “Hidalgo de la Mancha”, debatió en su sesión municipal del 31 de julio del año referido de 1920, rotular con el nombre de Juan II, rey que concedió el título de ciudad a la entonces Villa Real en 1420, a la calle General Margallo. El ayuntamiento municipal de la II República Española, acordó el 28 de noviembre de 1931 que la calle “Juan II” pasaba a llamarse Miguel Morayta, en memoria del masón Miguel Morayta Y Sagrario, que fue un catedrático de historia, periodista y político republicano español. Al término de la Guerra Civil Española en 1939, la calle recuperaría su histórico nombre de Morería, nombre con el que se mantiene en la actualidad. 


Vista  de la calle Morería en los años ochenta del siglo pasado