La Academia General de Enseñanza de Ciudad
Real, fue creada en 1895 por Miguel Pérez Molina, alcalde de la misma ciudad
entre 1912 y 1913. El Real Distrito Universitario declaró el 17 de marzo de
1903 que este centro reunía todas las condiciones marcadas por el Real Decreto
de Instrucción Primaria y por tanto se oficializa como centro educativo. La
Academia se encontraba ubicada en el solar hoy lo ocupa el Museo Provincial y el periódico “La
Tribuna”, en su número extraordinario del 15 de agosto de 1915, la describe así:
EL
EDIFICIO
Consideramos de oportunidad, la
información gráfica de este centro, institución como meritísima por la labor
cultural que realiza, el cual abre sus puertas a la juventud manchega el 1º de Octubre
próximo con el nuevo curso académico en el año XX de su fundación.
En el sitio más sano y céntrico de la
población, se alza el edificio que representa nuestro grabado, sólido, de
severo aspecto y amplias proporciones, en que se halla instalada, con una
altura de tres pisos y tres fachadas que miden en junto ciento quince metros
lineales y mil ciento noventa y siete de superficie, ventilado por ciento
cuatro huecos exteriores. Las dos fachadas principales, corresponden: la una a
la calle Caballeros, la otra a la del Prado, constituyendo este hermoso jardín,
el punto de reunión y recreo de los numerosos alumnos que diariamente concurren
a la Academia y en el cual encuentran el necesario solaz y esparcimiento de los
descansos.
De muy moderna construcción, el edificio
de la Academia es de los mejores que cuenta Ciudad Real: en él estuvo instalada
la Excma. Diputación de la provincia hasta que se terminó su hermoso palacio, y
posteriormente el Casino principal, pues sus estancias son amplias y ventiladas,
la altura de sus techos, muy suficiente (más de cinco metros) y su
distribución, cómoda y adecuada al objeto que se destina.
Como ampliación al edificio descrito y
muy próximo a él, cuenta la Academia con un extenso campo de recreo que mide
cuatro mil metros cuadrados, perfectamente murado y aislado, en donde se halla
instalado el gimnasio higiénico dotado de todos los aparatos modernos y en el
que los alumnos concurren a ejercitarse en juegos higiénicos muy convenientes y
en la instrucción militar, atendiéndose así al perfecto desarrollo físico.
En cuanto a su sostenimiento y
progresos, su años de existencia son el dato que más elocuentemente habla de
ella, porque sabido es que ordinariamente los colegios de segunda enseñanza
tienen vida efímera y recorren in ciclo reducido, al final del cual se renuevan
y son sustituidos por otros, recabando todos ellos subvenciones.
La Academia se separa en esto de la
corriente general; renuévanse en los pueblos colegios y profesores de segunda
enseñanza que cada un año aparecen y desaparecen, pero la institución de que
hablamos tiene tan sólidos sus cimientos y tan fundamentado su crédito, que un
año tras otro funciona progresivamente, sin otra alteración que el mejoramiento
que constantemente introduce en él su infatigable Director, ya implantando las
reformas que de visu ha podido apreciar en sus viajes al extranjero, ya
aumentando y seleccionando su profesorado, que escoge entre lo más docto y
laborioso, sin haber nunca solicitado auxilio de ninguna Corporación.
Y que en su labor obtiene el merecido
premio, lo demuestra de una parte el elogio unánime de la prensa de toda España
y de otra los numerosos profesionales facultativos que cursaron en este Centro
sus estudios de segunda enseñanza y que en la actualidad ejercen sus Carreras
dentro y fuera de la Provincia.
LOS
SALONES
Son dos los salones de estudio destinado
a los alumnos de segunda enseñanza. El primero, que es el mayor, mide 6,20
metros de ancho por 12,30 de largo, dimensiones que le dan una gran capacidad
conforme necesitan los numerosos alumnos que a él concurren, acomodados en
pupitres unipersonales y bajo la vigilancia constante de un Profesor.
El segundo, destinado a los escolares de
1º y 2º año, es de 10 metros de largo y análoga instalación, pero sus pupitres
son bipersonales.
Necesita el alumno ejercitar su
inteligencia y preparar sus lecciones para comprender las explicaciones, fijar
las ideas y acostumbrarse a la deducción y al raciocinio: a esa necesidad
obedecen los salones de estudio.
Procurase, porque la práctica pedagógica
así lo aconseja, que las horas de estudio coincidan con las extremas del día, o
sea en las primeras horas de la mañana y después del paseo de la tarde, antes
de cenar, destinándose las demás horas al ejercicio teórico-práctico de las
clases, completando con ello la labro realizada por los Señores Catedráticos
del Instituto, pues las jóvenes inteligencias de los alumnos han de buscar la
cooperación familiar y sencilla de los Profesores de la Academia, especial para
cada asignatura, con lo que seguramente se alcanza la mayor probabilidad de
éxito en su aprovechamiento académico.
LAS
AULAS
Las aulas, tanto las de Letras como las
de Ciencias, tienen su superficies, próximamente, de unos cuarenta metros cuadrados
y en ellas pueden colocarse cómodamente unos veinte alumnos, pues su elevación,
de más de cinco metros de altura, les permite la aireación necesaria.
Todas tienen grandes encerados, cuadros
murales, mapas y planos, que con el cuantioso material que posee el museo
complementan la enseñanza, que realizan con sus explicaciones los profesores,
todos ellos Doctores, Licenciados, Ingenieros y técnicos. Es de tener en cuenta
la circunstancia de que la Academia no está incorporada al Instituto, y por
consiguiente sus alumnos están matriculados al
Establecimiento oficial al cual concurren diariamente.
Los Profesores de este Centro siguen
escrupulosamente los textos, programas y método del Instituto, haciendo que su
labor sea doblemente útil, porque repitiendo en el mismo día la explicación
teórica práctica, los alumnos alcanzan el mayor aprovechamiento posible, fin
último y definitivo de la labor docente.
Las clases de Ciencias, además de
material científico, tienen otro complemento: las excursiones al campo en donde
sobre el terreno y acompañados del Profesor, se estudian periódicamente las
Ciencias físicas y naturales.
La fraternidad campea entre profesores y
alumnos, que como buenos camaradas conversan, discretean y se expansionan,
sacando como valiosísimo fruto de la excursión, útiles enseñanzas que no pueden
darse en la austeridad de la cátedra, ni aprenderse en la prosa de los libros,
procedimiento novísimo que se usa mucho en el extranjero y que por su bondad se
aplica ya en España, siendo esta Academia de las primeras en adoptarlo, como
constantemente hace con todo lo que significa progreso en la pedagogía.
COMEDOR-DORMITORIOS
El comedor, instalado también en la
planta baja y próximo a la cocina, es un rectángulo de veinte metros de largo
por siete de ancho, con dos filas de mesas en que pueden colocarse cómodamente
más de cien comensales. Una plataforma normal a la longitud ocupa el testero
superior, y en ella se sitúan los Profesores, que presiden las comidas, realizándolas
al propio tiempo que los alumnos.
Los dormitorios son amplios locales en
el segundo piso del edificio, de cinco metros de altura, numerosos huecos y de
veinticinco a treinta metros de lado. Un fámulo se halla al servicio de cada
uno de ellos.
La Biblioteca en el piso principal, que
ya cuenta por millares sus volúmenes, catalogados y organizados con arreglo a
los principios científicos que rigen en las Bibliotecas del Estado; el Museo,
en el mismo piso con sus numerosas colecciones, especialmente en las secciones
de Mineralogía, Zoología y Física, y el Oratorio en donde al levantarse y al
acostarse rezan sus breves oraciones todos los alumnos, dirigidos por el Capellán
del Establecimiento, completan las instalaciones del suntuoso edificio que
acabamos de describir.
El conjunto armónico que forma el
Establecimiento y el mecanismo de su funcionamiento, está sostenido y
perfectamente equilibrado por la infatigable labor del Sr. Pérez Molina, que no
descansando un momento atendiendo a todos y multiplicándose prodigiosamente
para que ni en el más insignificante detalle falte su intervención, siendo en
la actualidad secundado por Profesores que fueron aventajados discípulos suyos.
No es extraño, pues, que la prensa unánimemente
haya prodigado grandes elogios a este Centro, ni que el Gobierno haya
condecorado a tan digno Director con la Cruz de Alfonso XII. El Álbum de la Academia,
en que Ministros, príncipes de la Iglesia, de la Milicia y cuantos personajes
de altura han desfilado por la Mancha y visitado la Academia General de
Enseñanza de esta Ciudad, horándola al consignar sus laudatorias impresiones,
dieron el mayor timbre de honor y de gloria que puede ostentar un
Establecimiento de esta índole, y el premio más adecuado a cuantos con su
generoso esfuerzo han contribuido a la mayor cultura en esta Provincia.
X.Y.Z.
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