Al regreso bastantes vecinos de Ciudad Real a esta ciudad, fueron víctimas de muchos atropellos por parte de una pareja de la Guardia Civil.
La prensa toda de aquella capital censura el hecho duramente.
La Tribuna dice:
Nos referimos a los lamentables sucesos ayer ocurridos en las inmediaciones de esta capital, llevados a cabo por una pareja de la benemérita cuerpo de la Guardia Civil que, olvidando el respeto que deben al cuerpo a que pertenecen y al público en general, se embriagaron, y en aquel deplorable estado cometieron un sin número de atropellos con honrados artesanos que, dando expansión a su ánimo, salieron a las huertas a disfrutar de la bondad del día y celebrar la festividad de Nuestra Señora de Alarcos, de cuyos atropellos fueron también víctimas señoras, sacerdotes y caballeros, registrando a unos y otros y deteniendo a todos de formas descorteses y groseras, propias del deplorable estado en que se hallaban.
Lo que sobre esto cuentan las personas que
lo presenciaron, sube de punto, y gracias a la reconocida sensatez, nunca bien
ponderada, de este honrado vecindario, pudo evitarse un día de luto en Ciudad
Real, pues hasta niños indefensos fueron blanco de la salvajada de los guardias
obligando a muchos de ellos que se bañaran en el río.
El relato de lo ocurrido según la prensa de aquella capital es como sigue:
Regresaba la pareja de la Guardia Civil por la carretera de las Huertas, cuando de repente volvieron grupos y empezaron a detener cuantas personas iban por la carretera.
El médico D. Marcial Cardona, en unión de su distinguida esposa y de la familia de D. Ramón Clemente Rubisco, fueron las primeras personas que sufrieron el atropello.
Detuvieron los guardias al médico y además le insultaron.
Quiso intervenir a favor del detenido el cura párroco de Santa María, D. Teodoro Espadas, y también se pretendió detenerle.
El concejal, Sr. Bermejo, que iba en
carruaje con su familia, fue detenido por los guardias, dándose el caso que uno
de estos se colocase delante del vehículo, y poniéndole al conductor la punta
del sable en el pecho, dijo:
-¡A ver si ahora te sujetas!
Fueron maltratados de obra un caminero
llamado Santiago Oliver, una mujer que no se metía con nadie y su marido.
Los guardias hicieron bajar a viva fuerza de un galeón a la familia de D. Ángel Pérez.
Dícese que dos horas antes de ocurrir estos hechos, la pareja había arrojado a la presa del molino de Alarzón a seis niños de corta edad, obligándoles a bañarse con grave exposición de su vida.
El Gobernador Civil tuvo conocimiento de los atropellos cometidos en la carretera, por una de las personas detenidas, que logró escaparse y se dirigió al Gobierno Civil a denunciar el hecho.
Los guardias que se llaman Eusebio Aparicio y Alejandrón, fueron conducidos por otras parejas a la presencia del gobernador y entonces se vio que estaban totalmente embriagados.
Dijeron que habían hecho las detenciones porque oyeron tiros y buscaban a los asesinos.
Más de cincuenta vecinos de Ciudad Real han elevado una instancia al director general de la Guardia Civil, pidiendo que el teniente coronel señor Bueno, que desde hace tiempo reside en Madrid, a pesar de ser el jefe de esta provincia, fije su residencia en Ciudad Real.
La lista de las personas atropelladas en la carretera de la Huertas sería interminable.
La opinión está indignadísima.
Diario “Heraldo de Baleares”,
domingo 13 de junio de 1897
Los rubisco tienen un gran panteón en el cementerio.
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