Exterior
de la escalera y camarín de la Virgen del Prado. Esta fotografía, con algunas
más publicadas hoy, son de Emiliano Cifuentes de la página Ciudad-Real.es
Este artículo es fruto de la
investigación realizada durante el año 2009 con motivo de la restauración del
camarín de la Catedral de Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real. Esta
intervención, dirigida por la restauradora doña Raquel Racionero Núñez, se
encuadra dentro de los acuerdos Iglesia-Junta de Comunidades de Castilla-La
Mancha para la conservación y difusión del patrimonio histórico artístico.
INTRODUCCIÓN
La Iglesia de Nuestra Señora del Prado
de Ciudad Real, como lugar en el que se venera la imagen mariana de la misma
advocación, ha atraído, desde tiempos antiguos, el interés de numerosos
escritores, plasmado en la proliferación de diversas obras, que con mayor o
peor fortuna, recogían gran cantidad de noticias sobre el origen de la devoción
a esta imagen, así como del proceso constructivo experimentado por el templo
desde el Medievo hasta el siglo XX.
Inocente Hervás y Buendía (1) recoge gran parte de estas primeras
referencias, poniendo en guardia al lector para que las maneje con prudencia,
sobre todo en lo referente a la aparición y milagros de la Virgen, puesto que
en bastantes ocasiones se exageraron los acontecimientos, fenómeno vinculado
con la tradicional rivalidad entre las parroquias de Santa María y San Pedro de
esta ciudad.
La primera construcción vinculada al
mismo origen de la villa, de la que apenas nos queda la portada instalada en el
lado poniente, dio paso a un nuevo templo, cuya construcción comenzó en los
últimos años del siglo XV, ampliándose en el año 1531 tras conseguir la
oportuna licencia del cardenal Astorga, prolongándose durante toda esta
centuria y afectando también a la siguiente, sobre todo en lo referente a la
construcción de sus torres, estribos, cubiertas y sacristía nueva (2).
Puerta
de entrada a las dependencias del camarín junto al altar mayor
Tradicionalmente solía admitirse que las
dos intervenciones más ambiciosas acometidas en el siglo XVII habían sido la
contratación del retablo mayor y la construcción del camarín de la Virgen.
Sobre el retablo mayor hay numerosos
documentos originales que contribuyen a reconstruir su historia con gran
fidelidad. En este sentido es de una ayuda inestimable el contrato original
conservado en el archivo de la Parroquia de Santa María del Prado transcrito
por el sacerdote don Ubaldo Labrador Palomares (3).
Mucho se ha hablado de la figura de Juan
de Villaseca y de Giraldo de Merlo. Existen infinidad de noticias al respecto,
en prensa, artículos de revistas o anuarios especializados, boletines de la provincia
y monografías. Aspectos como las condiciones del retablo para ejecutar la obra,
las cartas de pago, las fechas exactas de ejecución y finalización de la
empresa han sido asuntos difundidos hasta la saciedad y conocidos por un amplio
sector de la población.
Vista
interior de la puerta de entrada a las dependencias del camarín construida a
principios del siglo XX en la Capilla de Santo Tomás de Villanueva, hoy del
Santísimo
Sin embargo poco sabemos en torno a la
construcción del camarín. El único dato correcto, como hemos podido comprobar,
fue que se construyó a expensas del contador Real de Hacienda don Felipe Muñiz
Salcedo. Tras haber rastreado en los archivos para realizar una investigación
científica y exhaustiva podemos afirmar en la actualidad que las escasas
noticias conservadas hasta el momento alusivas a la mencionada cámara de la
Virgen del Prado eran parcialmente erróneas y contradictorias, como demostraremos
a lo largo de este artículo. Realizando un repaso por la bibliografía
consultada, la mayoría perteneciente a finales del siglo XIX y principios del
siglo XX, procedemos a realizar un recorrido detallado por distintos autores
que han tratado la obra que nos ocupa.
La primera noticia bibliográfica que
poseemos alusiva al camarín y a la escalera de acceso se sitúa en torno al año
1880 y se la debemos al padre agustino recoleto Joaquín de la Jara (4). En ella podemos leer lo siguiente:
“(…) y
a la derecha como dije se ve la entrada del camarín. Hay primeramente un
descanso y en la pared una pililla de jaspe con agua bendita. Luego sigue la
espaciosa escalera que consta de tres tramos, cuyas gradas son el jaspe negro,
terminado cada tramo con su descanso correspondiente con baldosas de jaspe
blanco y negro. Asimismo lo son las del camarín y su sacristía (…)”.
Posible
pililla de jaspe que hace alusión el agustino Joaquín de la Jara en su obra del
siglo XIX
Más adelante, en su relato, da noticia
sobre la fundación del camarín:
“(…) El
del contador Muñiz, al mediar el siglo XVII, bastó para la erección del sacro
camarín, y de un cuantioso vínculo con piadosas cargas cumplideras en la
parroquia de Santa maría del Prado. Muñiz era contador de la hacienda real de
esta ciudad por el año 1619, según García Pavón (…)”.
Durante los primeros años del siguiente
siglo es abundante la bibliografía generada en torno a la citada obra. El
arcipreste de la Santa Iglesia Prioral, Luis delgado Merchan (5) nos trasmite este escueto dato:
“(…) En
dicho tiempo se construyó también el Camarín de la Virgen a expensas de D.
Felipe Muñiz, contador que era de la Hacienda Real en 1619 (…)”.
En 1893, el arqueólogo Rafael Ramírez de
Arellano (6) fiel a las
doctrinas estéticas de su tiempo e influenciado por los gustos de la época en
donde lo barroco equivalía a recargado y feo, habla de esta manera en torno a
la escalera y camarín:
“(…) La
escalera del camarín, así como este no vale la pena que nos ocupemos en ellos,
a pesar de los buenos mármoles empleados para la primera (…)”.
Reja
plateresca del siglo XVI en el arranque de la escalera, que anteriormente daba
paso a la capilla de los Loaisas junto al altar mayor
En el siguiente siglo, unos años más
tarde, el presbítero Hervás y Buendía (7) recoge lo
escrito anteriormente:
“(…) El
camarín de la Virgen con su buena escalera de alabastro se construyó a expensas
del contador de Hacienda don Felipe Muñiz en 1619 (…)”.
En estos mismos años se publica el
Catalogo monumental de Ciudad Real (8), realizado por
Bernardo Portuondo. En él, e imbuido por las mismas corrientes artísticas y los
mismos gustos de la época en donde lo barroco se desechaba para favorecer un
arte nuevo, se recoge lo siguiente:
“(…) En
el camarín de esta imagen, de amplias dimensiones, y al que se llega por ancha
escalera, cabe notar gran número de exvotos (…)”
En vez de hablar de la elegancia de sus
yeserías o de la calidad de los tondos albergados en las pechinas nos menciona
a los exvotos que allí se guardaban. Corroboramos una vez más que el legado de
Felipe Muñiz pasó al olvido, y que en los primeros años del siglo pasado nada
se cometa ni se nombra de la mencionada construcción.
En
el primer tramo de la escalera la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado puso
una lápida en los años cuarenta del pasado siglo, con los nombre de los
hermanos asesinados entre 1936-1939
Siguiendo con la misma tradición
estilística, heredada de la época anterior, Hermenegildo Gómez Moreno (9), nos precisa algo más sobre el camarín
aunque le concede la misma importancia que los anteriores:
“(…) La
escalera del camarín de la Virgen, así como este tiene poco de particular, se
construyó a finales del siglo XVII a expensas de don Felipe Muñoz Contador de
la Hacienda Real (…)”
Ya en investigaciones más próximas en el
tiempo y elaboradas recientemente con un rigor documental, la claridad de los
datos en torno a la construcción de la obra se va despejando parcialmente. Así,
Herrera Maldonado y Sainz Magaña (10) en un
exhaustivo estudio sobre el arte barroco en la provincia de Ciudad Real
comentan:
“(…) uno
de los ejemplos más interesantes es el realizado en la Basílica catedral de
Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real, que muestra el mas monumental y mejor
estudiado proyecto arquitectónico. Fue construido a finales del siglo XVII por
Felipe Muñoz, contador de Hacienda, quien quiso honrar a su patrona dedicándole
este camarín (…)”
Segundo
tramo de la escalera
En el año 2004 vio la luz un artículo en
torno a la Inmaculada de Luca Jordán que residía en el camarín (11). En sus páginas podemos leer que Felipe
Muñiz Salcedo ingresó en la Cofradía de la Virgen del Prado en 1690. Del mismo
modo nos dicen que su padre era Felipe Muñiz Delgado y que ejercía el oficio de
“escribano del rey nuestro señor, y del
Ayuntamiento, y millones, y Mayor de rentas de la ciudad de Ciudad Real y su
partido” (12). También
afirman los mencionados investigadores que la obra de la escalera y camarín
viene acometida desde el seno de la cofradía (13).
Tras analizar la bibliografía consultada
previa a la investigación documental que estamos ofreciendo, comprobamos que ha
habido un error que se ha perpetuado en el tiempo, dando lugar a confusiones
para presentes investigaciones. La confusión ha girado en torno a la fecha de
construcción de la escalera y camarín errando en un digito, siendo lo correcto
1717 en lugar de 1617. Bien es cierto, como afirman algunas de las
publicaciones consultadas que la fábrica de la escalera comenzó a realizarse en
1698, pero no el camarín cuya construcción debe retrasarse hasta bien entrado
el siguiente siglo. Felipe Muñiz no fue contador de Hacienda en el primer
cuarto del siglo XVII sino que lo fue casi un siglo más tarde, desde las
últimas décadas del XVII hasta la fecha de su fallecimiento.
Pilar
Molina Chamizo, Doctora en Historia del Arte, y Juan Crespo Cárdenas,
Licenciado en Historia del Arte. Revista “Veracruz”, Puertollano 2011, páginas
53-61.
Vista
de la escalera desde la puerta de entrada al camarín
(1) HERVAS Y
BUENDÍA, I., Diccionario histórico, geográfico. Biográfico y bibliográfico de
la provincia de Ciudad Real, Ed. Fascímil, Biblioteca de Autores Manchegos,
Ciudad Real, 2002 (original 1890-1918).
(2) AAVV, Ciudad
Real y su provincia, Tomo III, Gever,
Sevilla.
(3) LABRADOR
PALOMARES, U., Dichosa tu: apuntes históricos sobre Nuestra Señora Santa María
del Prado, fundadora y única verdadera patrona de Ciudad Real y restauradora de
ambas Castillas, Gráficas Cervantes, Ciudad Real 1990.
(4) JARA, Joaquín.
Historia de la imagen de Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real. Imprenta
Ramón C. Rubisco. 1880. Pp. 277-278.
(5) DELGADO
MERCHAN, L., Historia documentada de Ciudad Real, Ed. facsímil, Caja Rural de
Ciudad Real, Ciudad Real, 2005 (original 1.907), pag. 334.
(6) RAMIREZ DE
ARELLANO, R., Ciudad Real artística, Imprenta del Hospicio Provincial, Ciudad
Real, 1893, pp. 83 y Al derredor de la Virgen del Prado, patrona de Ciudad
Real, Imprenta Hospicio Provincial, Ciudad Real, 1914, p. 86.
(7) HERVAS Y
BUENDÍA, I. Op. Cit, p. 337.
(8) PORTUONDO, B.,
Catálogo monumental artístico-histórico de la provincia de Ciudad Real, Ed. facsímil,
Biblioteca de Autores Manchegos, Ciudad Real, 2007 (Original 1917), p. 208.
(9) GOMEZ MORENO,
H., Notas históricas alrededor de la Imagen de la Santísima Virgen del Prado,
patrona de Ciudad Real, Imprenta Calatrava, Ciudad Real, 1969, p. 75.
(10) HERRERA
MALDONADO, E. y SAINZ MAGAÑA, E., en Ciudad Real y su provincia, Vol. 2,
Gerver, Sevilla, 1997, pp. 252-253.
(11) SÁNCHEZ MARTÍN,
C. y DE LA CRUZ ALCAÑIZ, C., “Adición al catalogo de Lucas Jordán: la
Concepción del camarín de Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real y su contexto
inmaculadista”, Anales de Historia del Arte, 14, 2004, pp. 213-227.
(12) Ibídem, p. 223.
(13) Estos dos
últimos datos son erróneos, como demostraremos más adelante. Su padre era Luis
Muñiz Salcedo. La construcción de la obra que nos ocupa no se acomete desde la
cofradía sino que es una disposición testamentaria del contador de millones
Felipe Muñiz Salcedo.
Puerta
de entrada al camarín de la Virgen del Prado obra de carpintería del siglo
XVIII
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