Nada se deja al azar. Armadas con
alfileres, hilo de oro, trapos, flores y mucha fe, varias hermanas de la Corte
de Honor de la Virgen se reúnen cada año el 9 de agosto en la Catedral para
engalanar a la patrona con motivo de las fiestas de agosto.
La Corte, explica su nueva presidenta,
Celia casado, suma más de mil hermanas “que corren con su cuota con buena parte
de los gastos de restauración y conservación de la Virgen”, pero solo unas
pocas, apenas 15, tienen el honor de participar en su traslado, de cuidarla,
vestirla y mimarla.
La belleza de los grandes momentos roba,
en la bajada anual de la patrona al altar, un poco de protagonismo a los
detalles, que no deben pasar desapercibidos. Muchos de estos detalles pueden
verse en el manto, por ejemplo, en cuyo delantero, apunta Casado, se cosen cada
año las medallas y joyas de la Virgen, “todas ellas donadas” por particulares,
familias y asociaciones. Las que lucirá este año, explica, son la Medalla del Concilio,
un dragón con madre perla, hecho en oro, la medalla de la ciudad y la que le
regaló el grupo Mazantini, que este año lucirá con motivo del aniversario de la
formación folclórica. Sobre este hecho incide Rafael Cantero, de dicha
agrupación, que desde hace años también colabora en el traslado de la Virgen.
Las medallas se cosen y descosen cada
traslado, de esa labor se encarga Dionisia Sánchez, que es también una de las
que ha realizado la enagua hecha en tela de hilo, con bolillos y vainica que
luce este año la Virgen.
En el apartado de detalles que acompañan
a la Virgen también habría que citar los arreglos florales, una labor que lleva
la firma de Cristina Madero, quien asegura que comenzó en esto por su amiga
Mercedes Lorente. Su trabajo, igualmente importante, comienza cuando el resto
ha terminado, pasadas las 17.30 horas. Y su cometido es el de preparar los
centros florales que embellecerán el trono.
Explica que para la Virgen “siempre hay
flores”. Las de la bajada suele cederlas siempre una floristería. Y el resto
las regala alguien o las compra la Corte. Así, para el día 15, el coupage
floral de la patrona será tricolor, y estará compuesto por “longifloro,
antirium y dendrodium”. Mientras que para el 22, fiel a una tradición detrás de
la que está la Hermandad de la Virgen del Prado, la madre estará rodeada de
nardos, 300, detalles que en el conjunto no pasarán desapercibidos.
MÁS
CERCA DE LOS SUYOS
Con una pequeña descarga de cohetes,
pasadas las 19.00 horas, se anunció ayer que la Virgen del Prado ya estaba
preparada para presidir las fiestas que cada mes de agosto se celebran en la
capital en su honor. A esa hora, las puertas de la Catedral se abrían para
recibir a los centenares de ciudadrealeños que a lo largo de los próximos días
pasarán por el templo para ver a su patrona, como siempre por estas fechas, un
poco más cerca.
Aunque a lo largo de los próximos días las visitas para ver a la Virgen del Prado serán continuas por parte de los ciudadrealeños, ayer la patrona tuvo, como marca la tradición, el recibimiento que merece toda madre. Una pequeña fiesta cargada de fe que estuvo amenizada por la Asociación de Coros y Danzas Grupo Mazantini, que este año cumple 30 años, y en la que participaron además de manera activa tanto el Pandorgo 2016, José Luis Vendrell, como la Dulcinea, Eva Masías, y su corte de damas compuesta en esta ocasión por Lucía María Herrero Ruiz, Patricia de Lemos Delgado, Cristina Martín Pérez, con la única ausencia de Lourdes Serrano de la Cruz, que se encontraba fuera de la ciudad.
“Esta preciosa, cada vez la veo más
guapa”, aseguró a la puerta de la Catedral a La Tribuna una todavía emocionada
Eva Masías que compartía este momento con sus compañeras de fiesta, con las que
coincidió en elogios sobre la patrona. En los próximos días, el 15 de agosto y
22 con motivo de la Octava de la Virgen, se volverá a repetir este encuentro de
las representantes femeninas de las fiestas con la madre de Ciudad Real, en las
procesiones religiosas que marcan el principio y el final de las fiestas.
Además de los representantes de las
fiestas, en este primer encuentro con la patrona, la Catedral se llenó de
fieles anónimos de todas las edades, cargados de emoción y de deseos, y que no
dudaron en detenerse a contemplar la belleza de la Virgen.
Esta imagen de fe se repetirá a lo largo
de los próximos días en los que la Catedral se llenará de momentos cargados de
emotividad, como el que cada año protagoniza la Caravana Blanca que este año se
celebrará el día 13.
M.
Sierra. La Tribuna de Ciudad Real, miércoles 10 de agosto de 2016, páginas 14 y
15.
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