Dibujo
de la Coronación de la imagen de la Virgen del Prado de Vicente Martín
Hoy hace cincuenta años que el diario
provincial “Lanza”, diera a conocer públicamente la noticia de la Coronación
Canónica de la imagen de la Virgen del Prado, para el mes de mayo de 1967. Fue también
viernes aquel 18 de noviembre de 1966 y el citado diario lo comunicaba así:
EL
OBISPO PRIOR ANUNCIA LA CORONACIÓN CANÓNICA DE LA VIRGEN DEL PRADO PARA EL MES
DE MAYO DE 1967
Con
motivo de la restauración de la Santa Iglesia Prioral y la coronación canónica
de la Santísima Virgen del Prado, el Obispo Prior de las Órdenes Militares ha
dirigido, al clero y fieles de Ciudad Real, una importante carta pastoral, de
la que entresacamos los puntos más importantes:
Comienza
diciendo que, entre otras preocupaciones pastorales, dos se apoderaron de su
ánimo desde el principio de su estancia en Ciudad Real: El mejor servicio del
pueblo en el templo prioral y la mayor dignificación de la Casa que es, a un
tiempo, Catedral y Santuario de la Santísima Virgen del Prado.
La
Catedral, después de las devastaciones de tiempos pasados, no reunía
condiciones para dar el debido culto a Dios como centro litúrgico de la diócesis,
ni para albergar a la Patrona. Pero hubo primero que atender a la
reconstrucción de templos, erección del nuevo Seminario y otras obras apostólicas.
Ahora,
el Prelado ya nos puede anunciar que el 25 de mayo de 1967, fiesta litúrgica de
San Urbano y conmemoración del feliz hallazgo de la imagen de Nuestra Señora
del Prado, después de una Misión general en la capital diocesana; se iniciarán
las solemnidades de la consagración e inauguración de la Catedral restaurada y
la coronación canónica de la Virgen.
Respecto
a la restauración de la Catedral, dice el Obispo que buscó la colaboración de
dos notables arquitectos acreditados en esta clase de obras, en la Dirección
General de Asuntos Eclesiásticos y en la de Arquitectura. Se estudiaron las
necesidades del culto y las orientaciones y exigencias de la Liturgia. Apenas
terminada la primera parte de la obra y mientras se contrataba la ejecución de
una nueva y artística sillería coral y se pensaba en otras mejoras, surgieron las
primeras dificultades: Grandes piedras desprendidas de la torre del campanario,
hundimiento parcial de la cubierta…, todo ello obligó a las largas
interrupciones en los trabajos de restauración, para atender primero a lo más
urgente.
Todas
la obras han sido fruto de generosas aportaciones de las Direcciones generales
de Asuntos Eclesiásticos y Bellas Artes, Diputación de Ciudad Real y del propio
Obispo, Cabildo y beneficiados. Durante varios años y predicando con el
ejemplo, a base de pequeños descuentos mensuales, éstos aportaron cerca de
300.000 pesetas.
Portada
del diario Lanza del 18 de noviembre de 1966, donde se da la noticia de la
Coronación de la imagen de la Virgen, por expreso deseo del Obispo-Prior de
entonces, D. Juan Hervás y Benet
No
ha sido descuidada la parte artística; así, se han restaurado cuadros y lienzos
de Berruguete, Ribera, Carducci, Gilarte, García Salmerón, Diego Rodríguez y
otros. El Ayuntamiento ha instalado una red de proyectores para la iluminación
exterior. Como culminación, la Dirección de Arquitectura acaba de conceder una
subvención, “que nos lanza –dice el Obispo- a alcanzar la últimas metas”.
Aparte de la restauración de la nave, se modificará el coro alto, con el fin de
que los seminaristas no ocupen la nave y quede más sitio para que el pueblo
fiel se reúna en torno a su Pastor. Se ha proyectado una pavimentación nueva y
una reforma que dignifique puertas y accesos. Pero la subvención de la Dirección
General de Arquitectura no puede abarcar todas las necesidades: las mudas
campanas, la reparación del órgano, la iluminación y perfecta sonorización del
templo y finalmente, la corona de la Santísima Virgen; son ofrendas que el
Obispo espera de todos los devotos.
Con
respecto a la corona, juzga que, en los actuales tiempos, no se le debe ofrecer
de oro, pues la Virgen no quiere que hagamos dispendios en algo que pueda
parecer lujo u ostentación. Pero es su deseo que la corona de plata, que
ofreció la Hermandad, sea enriquecida con las joyas que han ido ofreciendo y
ofrezcan las almas devotas, dentro de la línea que marcaron la tradición y el
arte.
Respecto
a la coronación, después de unas consideraciones sobre la tradición, doctrina
de los Santos Padres, el arte y la iconografía, dice el Obispo que Ciudad Real,
íntimamente ligada a la Virgen, que demuestra su devoción masiva, en plebiscito
popular, durante la novena, fiesta y octava, que ama intensamente a la Señora,
quiere coronarla como Reina. Sabe el pueblo muy bien que no es a la imagen a la
que se corona, sino a la Madre de Dios y de la Iglesia, a nuestra Madre; y la
corona será el símbolo del amor expresivo del pueblo a su Patrona.
Pero
Ciudad Real sabe, también, que la coronación trae consigo exigencias en el
orden individual, familiar, social y público y, por tanto, que no es un acto de
pura espectacularidad, sino una manifestación vital, adecuando su cristianismo
a la renovación que el Concilio nos ha legado.
Para
facilitar y coordinar los trabajos, se constituye una Junta de Honor, en la que
el Obispo quiera reunir a todas las fuerzas vivas de la ciudad y una Comisión
Ejecutiva que presidirá personalmente. Invita el Obispo a todos los fieles a
tomar como cosa propia la gran empresa de la glorificación de nuestra excelsa
Patrona, pero esa invitación se dirige especialmente a la Hermandad y Corte de
Honor de la Virgen.
Concluye
pidiendo que la Virgen nos alcance, de nuestro Divino Redentor, las gracias que
necesitamos para esta empresa; espera confiadamente la generosa respuesta y
colaboración, tanto en el orden espiritual como material, de todos, e imparte
su bendición y promete su recuerdo en la oración para autoridades, clero y todo
el pueblo cristiano.
Diario
Lanza, viernes 18 de noviembre de 1966, página 5.
Página
del diario Lanza donde se publica la noticia que reproduzco hoy
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