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lunes, 12 de mayo de 2025

LAS CALLES DE CIUDAD REAL

 



Estamos acostumbrados a presentar la Historia a base de acontecimientos y hombres o mujeres sobresalientes. Olvidamos que los hechos y personas de a pie y nada extraordinarios, significan una Historia mucho más rica y, sobre todo, más cercana. Es lo que Unamuno llamó intrahistoria, es decir, lo que hay latiendo bajo la Historia al uso, algo que no se ve porque no se le toma el pulso, idea que vengo repitiendo con insistencia. Pues bien, las calles de Ciudad Real, como las de muchos otros lugares, están repletas de personas, hechos, historias, leyendas y otros acontecimientos más o menos anecdóticos, de los que podría obtenerse materia más que suficiente para esa intrahistoria de la que venimos hablando.

Todo esto viene a cuento porque Onofre Rojano, un poeta sevillano conocido en Ciudad Real porque no hace mucho ganó el Premio de Poesía Mística en Malagón y tiempo atrás el Premio Juan Alcaide en Valdepeñas, acaba de publicar un libro que lleva por título el año de su nacimiento, "1943", y en el que "en poemas que llevan nombres de calles, nos presenta personajes e impresiones de una época difícil y amarga, que fue la que siguió a la guerra civil. Rogelio embriagado hasta las Ingles, Soledad Patión García, loca de atar por causa del amor,... Antonia la de Trini que se dejaba Invitar en la noche del viernes por un hombre moreno" son algunos de los muchos personajes de la época de los cincuenta, cuando aún la televisión no recluía a la gente en sus hogares, y las calles y los patios de Sevilla y de Ciudad Real y de otros muchos lugares, se llenaban de vida, de anécdotas, rumores, dichos, leyendas, historias que marcan toda una época.



Eran unos tiempos en que se vivía mucho en la calle y en las puertas de las casas y en los patios de vecinos, hoy desaparecidos. La televisión no había Irrumpido aún con la fuerza de hoy, y, tiempos menos ricos en técnicas: aire acondicionado, televisión, teléfonos… Tampoco existían las segundas viviendas: Chales, casas de campo ... La gente era más pobre y se conformaba con sentarse, en el verano y cuando la climatología lo permitía, en el zaguán o en las puertas de las casas, que eran el mentidero de las calles: rumores, anécdotas, leyendas e historias… todo he oído en estos lugares al amor y campaña de la vecindad.

Aquí he oído cantar y tocar al gran Mazantini las manchegas en honor de la Virgen del Prado, y un año celebrar la Pandorga en la puerta de su casa, en la que hoy es calle del Progreso y entonces era calle del Caballo.

Estas reuniones enriquecían y entretenían, eran solaz y aprendizaje imaginativo, sobre todo, para los más pequeños. Hoy, es todo de otra manera. Se es menos protagonista. Todo se reduce a ser mero espectador de una televisión que no le voy a poner adjetivo, para que cada cual le ponga el que crea más conveniente. Sin embargo, tampoco voy a caer en el tópico de decir que cualquiera tiempo pasado fue mejor. Aquellos fueron malos, difíciles tiempos, pobres y sin instrucción, porque esta faltaba y la lectura era sustituida por estas tertulias vecinales, como hoy es reemplazada por la televisión. Al fin y al cabo, casi la misma cosa. Pero fue la vida de nuestra Arcadia que nos tocó vivir, no tuvimos otra.

Francisco Mena Cantero. Diario Lanza viernes 16 de junio de 2000




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