Ciudad Real, capital hoy de la Mancha, debió su origen a una milagrosa imagen de la Virgen María, a la que constituyó por su patrona especial y que se venera en un suntuoso templo, que es hoy la parroquia principal de aquella capital.
En el reino de Aragón, en el año 1013, un opulento caballero aragonés, llamado Ramón Floraz, privado del Rey D. Sancho el magnánimo, caminaba un día montado en un soberbio corcel, y lo dirigió para darle de beber a una fuente allí cercana. Reparó que el caballo hundió una pierna en un agujero, estando a punto de derribarle en el suelo. Al intentar hacerle salir de aquel mal paso, descubrió en el agujero un gran resplandor y sintió una celestial fragancia.
En vista de aquella novedad hizo llamar a unos hombres para que cavasen en aquel sitio, y a los pocos golpes encontraron una bóveda y dentro de ella una imagen de la Virgen Santísima y un Niño en los brazos, con un rótulo en que se expresaba haber sido depositada allí por la piedad de los cristianos cuando se hubo perdido España por la invasión de los árabes.
Sumamente gozoso el rico-hombre aragonés con el hallazgo que providencialmente había hecho, recogió la santa imagen e hizo de ella don al rey D. Sancho, que la apreció mucho y la llevó siempre consigo a las batallas.
Imitáronle en esta piadosa costumbre otros
reyes sus sucesores, entre ellos D. Alfonso VI.
En esta época sucedió que el capellán encargado de conducir la santa imagen en los ejércitos Reales, llamado Marcelo Colino, caminando con la imagen desde Toledo a Córdoba, adonde había ido el rey en el año 1088, llegó a un paraje que llamaban Pozuelo Seco de Don Gil, sitio pintoresco y ameno por su situación en el término de Alarcos.
Al llegar a aquel punto no quiso seguir adelante, según cuenta la tradición, la imagen de la Virgen; por más esfuerzos que se hicieron no pudieron moverla de allí, y entonces se edificó, por disposición del mismo rey Don Alfonso VI, un templo en aquel prado, donde en poco tiempo los milagros de la santa imagen fueron tantos, que acudieron muchos a establecerse en aquellas praderas, lo que motivó al rey D. Alfonso el Sabio, en el año de 1262, a trazar con la punta de su espada una área, que después abrió un surco de un arado tirado por un par de bueyes.
El mismo rey, por un privilegio dado en Burgos, el 7 de febrero de 1273, concedió a Pozo Seco de Don Gil el nombre de Villa-Real, con grandes franquicias, dejando allí varios caballeros de su comitiva para que se avecindasen en él, y fueron los fundadores de las principales familias que aun hoy se conservan en Ciudad-Real.
Aumentada la población, conoció el rey fundador la necesidad de ampliar el templo de Santa María del Prado, que así se denominaba, y al efecto suministró el dinero necesario.
Este es, pues, el origen de la capital hoy de la Mancha, Ciudad-Real, y del famoso templo donde se venera la santa imagen de la Virgen María, conocido por Nuestra Señora del Prado, porque el sitio donde quiso pararse era verdaderamente un prado.
Imágenes de la Virgen María aparecidas
en España. Historia, tradiciones y leyenda, por el Conde de Fabraquer. Tomo
tercero 1861
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