Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (Jerez
de la Frontera, 8 de enero de 1870-París, 16 de marzo de 1930), II marqués de
Estella y grande de España, fue un militar español que ejerció como dictador
entre 1923 y 1930, primero como Presidente del Directorio Militar (septiembre
de 1923-diciembre de 1925) y posteriormente como Presidente del Consejo de
Ministros (diciembre de 1925-enero de 1930).
Durante los años que estuvo al frente
del gobierno de España, visitó una sola vez Ciudad Real, el 7 de octubre de
1926. Llegó en tren a nuestra ciudad a las cinco y cuarto de la tarde,
proveniente de un viaje oficial por Extremadura. En la estación adornada de
marera especial, fue recibido a los sones de la Marcha Real por las bandas
municipal, provincial y de Miguelturra, siendo saludado por las autoridades
locales, provinciales y el Obispo-Prior.
Desde la estación se dirigió por la
calle Ciruela a la Plaza del Pilar donde se levantaba un arco en su honor,
realizando una primera parada en el antiguo ayuntamiento capitalino, donde
visitó sus dependencias y ocupó la silla del Alcalde en el salón de plenos, sirviéndose
un refrigerio en su honor.
Desde el ayuntamiento se dirigió a la
Catedral, siendo aclamado en el trayecto por cientos de ciudadrealeños y en el
Prado por los niños de las escuelas normales. En el templo prioral entró a las
seis de la tarde siendo recibido por el Obispo-Prior y Cabildo prioral. Tras
ser bendecido con agua bendita por el Obispo, se dirigió bajo palio llevado por
seis seminaristas, al trono que en el lado de la Epístola se había levantado,
mientras en el órgano se interpretaba la marcha de Mendelson.
Una vez situado en el trono, el
Obispo-Prior entonó la Salve a la Virgen del Prado, de la que era autor el
maestro Buitrago, cantada por la Capilla de la
S. I. P. y la Scola Cantorum del Seminario. Terminada la Salve el Obispo
dio la bendición y se cantó el himno a la Virgen del Prado, cuya música es de una
de las más prestigiosas firmas de Música Religiosa J. Valdés. Terminado el himno a la Virgen, Primo de
Rivera y su sequito subió al Camarín de la Virgen del Prado, donde admiró las
alhajas de la Catedral.
Terminada la visita a la Catedral, se
dirigió al Palacio de la Diputación donde en el salón de sesiones comenzó una recepción
popular, que terminó con un vino en su honor. Tras la recepción popular se
reunió con el Gobernador Militar de Ciudad Real. Al término del acto de la Diputación
visitó el Parque de Gasset y la Puerta de Toledo. Después hubo un banquete en
el Casino, un mitin en el Teatro Cervantes y una visita al Teatro Olimpia,
terminando la jornada a la una y media de la noche, marchando a descansar en el
break de Obras Publicas, que fue enganchado a las cuatro de la madrugada en el
correo de Badajoz con destino a Madrid.
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