Las actas capitulares del entonces Ilmo.
Cabildo Prioral de las Cuatro Órdenes Militares dan principio el día 27 de mayo
de 1877, que aquel año fue el domingo de la Santísima Trinidad.
En pulcra caligrafía del secretario
canónigo doctor Ramón Majolero, con su firma y el visto bueno del deán
doctor M. Lunas, el acta primera ocupa
tres caras de un pliego timbrado, (sello 11º, año 1877,50 céntimos de peseta) y
numerado con el núm. 4.793.393, y con timbre adherido de la “Sociedad del
Timbre. Ciudad Real”.
Mejor que valorar por mi cuenta la
importancia de aquel acto, he pensado hacer el servicio de transcribir parte de
aquel documento, donde se expresan los sentimientos de los presentes, que, como
verán, no apuntaban por lo bajo. Si de hecho sus pretensiones han respondido o
no a la realidad, eso sí que toca a
nosotros juzgarlo, pero también lo hare yo, pues los lectores cuentan con la suficiente
mayoría de edad y con los datos precisos para juzgar por sí mismos.
Solo apuntaré que, entre aquellos primeros
miembros del Cabildo Prioral, nos encontramos con el vicario general interino y
gobernador eclesiástico don Clemente León Rivas, que había sido vicario del
partido eclesiástico de Ciudad Real, cuando pertenecía a la Diócesis de Toledo;
con el que sería el primer vicario general del Obispado a los pocos meses
(junio) doctor Joaquín Martín Lucas; con el futuro obispo de Oviedo doctor
Baztán; y se finge jurídicamente presente al que sería cuarto obispo prior doctor Piñera, al que se nombra mayordomo de
Fábrica mientras se encontraba en Madrid para recoger los ornamentos y alhajas
que el Consejo de las Ordenes Militares destinaba a la Catedral.
Diré también para evitar tener que dar
el texto completo del acta citada; que allí se entregaron las bulas, del
nombramiento del primer obispo doctor don Victoriano Guisasola Rodríguez, y el poder
que otorgaba al deán para tomar posesión
del Obispado en su nombre, como lo hizo al día siguiente.
Revista
“Bisagra”, 8 de noviembre de 1992, página 42
El texto del acta en la parte que nos
interesa, dice así: “Erigida esta Santa
Iglesia Prioral de las cuatro Órdenes Militares por el Emmo. Señor cardenal
arzobispo de Toledo, como ejecutor de la bula “Ad Apostolicam” de Ntro.
Santísimo Padre el inmortal Pontífice Pío IX, el día cuatro de junio de mil
ochocientos setenta y seis, Dominica de Pentecostés, en el de la fecha
veintisiete de mayo de mil ochocientos setenta y siete, Dominica de la Stma.
Trinidad, cumpliendo con lo dispuesto por el citado Emmo. Señor cardenal, en su
calidad de administrador Appco. de este Obispado-Priorato y, en virtud de
citación por medio de cédula “ante diem”, se reunieron capitularmente en la sacristía
mayor de esta San Iglesia, los señores, doctor don Joaquín Martín Lunas, deán;
licenciado frey don Antonio Figueroa, Arcediano; Licenciado, don Clemente León y
Rivas Chantre; licenciado, don Enrique Clemente y Guerra; doctor, don Ramón
Majolero y Camacho; doctor, don José Cirujeda y Ros; y doctor Francisco Baztán,
canónigos de esta Santa Iglesia, todos los cuales habían tomado posesión de sus
respectivas prebendas; no habiéndose presentado los demás señores capitulares
por encontrarse ausentes. El señor deán manifestó que el objeto de esta primera
reunión era constituirse el Cabildo, y acordar lo conveniente a fin de dar
principio desde luego a la celebración de los divinos oficios en esta Santa
Iglesia Prioral, y a ejercer la Corporación capitular las funciones que le son propias,
todo en conformidad a lo dispuesto en la citada bula Ad Apostolicam, y acordado
por el Emmo. señor administrador appco; y después de espresar (sic) en sentidas frases, lo satisfactorio que
le era ver reunidos a los señores capitulares con el objeto indicado, la
importancia de este acontecimiento que ocuparía una brillante página en las
historias del Pontificado del Grande Pío IX, en la del reinado de don Alfonso XII,
y en la de las Ordenes Militares, los bienes que estaba llamado a producir en esta
capital y Obispado-Priorato, y sus deseos de que todos y cada uno de los
señores capitulares cooperasen, en la medida de sus fuerzas, a vencer las
dificultades que se habían de presentar para perfecta organización de esta
Santa Iglesia, declaró canónicamente constituido el Cabildo, después de
manifestar que sus sentimientos y deseos eran los mismos, espresados (sic) por
el señor deán, y que todo redundase en mayor gloria de Dios, bien de la
Iglesia, y edificación de los fieles, acordó, que el Coro principiara desde las
vísperas de esta tarde y que concluidos laudes, se cantara un solemne te deum, invitándose
a él a todas las autoridades y Clero de
la ciudad: que se diera cuenta por medio de un mensaje al Santo Padre, al Emmo.
Señor administrador appco. de este Priorato, al Excmo. y Ilmo. Señor obispo
prior electo, al ministro de Gracia y Justicia, y al Real Consejo de las Ordenes
Militares…”
Para concluir este breve artículo, se me
ocurre añadir que todo rodaje lleva consigo un degaste, y que siempre son
necesarias las revisiones y modernizaciones, lo que es perfectamente aplicable
a las instituciones por venerables y beneméritas que sean. La dificultad está
en lograr esa oportuna modernización, pero las dificultades están, como
afirmaban aquellos primeros canónigos de la prioral, para vencerlas, y no para
cruzarse de brazos ante ellas.
José
Jimeno. Diario “Lanza” martes 27 de mayo de 1975, página 3.
Los
últimos canónigos nombrados realizaron el acto de colación el 6 de octubre de
2015, ante el emérito Obispo-Prior D. Antonio Algora
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