Grabado
de la Virgen del Prado del siglo XVIII, en el Libro de Bautismos de la entonces
Parroquia de Santa María del Prado, hoy Catedral
El tristemente célebre terremoto de
Lisboa tuvo lugar el 1 de noviembre de 1755, festividad de Todos los Santos, y
fue considerado como el más destructivo de cuantos habían azotado a la
Península Ibérica hasta esa fecha. En realidad fueron varios los temblores que
se produjeron. Este violento seísmo tuvo su epicentro en la falla
Azores-Gibraltar, a 37º de latitud Norte y 10º de longitud Oeste. Afectó
intensamente a Portugal y al sur de España. Alcanzó una intensidad máxima de X
y sus efectos resultaron desastrosos ya que, aparte del terremoto en sí, que
destruyó la mayoría de los edificios lisboetas, se produjo como consecuencia un
devastador incendio que arrasó la capital portuguesa y un maremoto que azotó
las costas atlánticas de toda la Península. Sólo en Lisboa acabó con la vida de
entre 50.000 y 90.000 habitantes de los 250.000 que tenía la ciudad; pero en
España produjo al menos 1.275 muertos y cuantiosos daños.
Por lo que respecta a Ciudad Real, aquel
formidable terremoto se apreció hacia las once menos cuarto de la mañana, con
una intensidad de grado VI (M.S.K.) y una duración de entre siete y ocho
minutos. Por ser día de Todos los Santos, los ciudadrealeños se encontraban en
misa, de donde salieron al notar las primeras sacudidas.
En el libro parroquial de bautismo de la
entonces Parroquia de Santa María del Prado, hoy Catedral, el cura párroco de
la misma hizo una anotación de lo vivido aquel día en la parroquia,
atribuyendo a la intercesión de la Santísima Virgen del Prado que no sucedieran
grandes desgracias en la ciudad, como en otras poblaciones. La anotación del
cura párroco dice lo siguiente:
Libro
de bautismo de la Parroquia de Santa María del Prado, con los bautizados en
dicho templo entre 1753 y 1760, lugar donde figura la anotación del terremoto
de Lisboa
“En
el año de mil setecientos cincuenta y cinco, el día primero de Noviembre de
dicho año, al tiempo de la misa mayor y estando cantado el “Gloria in
excelsis”, toda la gente que estaba en esta Iglesia sintieron rumor bastante
grande, pero creyendo sería un coche no hicieron aprecio de él y viendo que por
instantes iba creciendo y que toda la Iglesia parecía se venía abajo, la
desampararon y echa toda llanto y confusión para acelerar la salida; y aún los
que estaban celebrando los dichos oficios dejaron el altar y el coro y todos se
dieron a la huida y viéndose en la calle, fueron el sentimiento y confusión,
pues entendiendo era en la Iglesia solamente, vieron que todas las gentes que
estaban en sus casas salieron fuera de ellas y la que estaba en la calle no
sabía que hacerse, pues aunque tenían el amparo de María Santísima del Prado,
no se determinaba nadie a entrar viendo un riesgo tan grande, como era de ver
la Iglesia y torre moverse como si fuera un árbol.
Entonces
creyeron todos era la fin del mundo pues fueron temblor de tierra tan grande
que ni los escritos dicen de otro tal, ni los nacidos tuvieren tal noticia;
Y
más lo que los correos tienen por noticia, como por todo el mundo fue a la misma
hora pero con mucho más exceso, pues se dijeron atrocidades de perecer muchas
gentes, muchas ciudades y muchos templos y en los puertos de mar no tuvo fin ni
cabo el mal que hizo. Esto se anotó aquí para memoria y devoción de María
Santísima del Prado que nos libro de este lance.
Dr.
Diego García Pavón”
Anotación
del cura párroco Dr. Diego García Pavón el 1 de noviembre de 1755, sobre lo
ocurrido en la parroquia con motivo del terremoto de Lisboa
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