Con motivo de esta festividad de la
Exaltación de la Santa Cruz que se celebra hoy 14 de septiembre, son muchas las
poblaciones de nuestra provincia que tienen alguna imagen del crucificado como patrón. Este es el caso
de Castellar de Santiago, una villa que pertenece a la Comarca del Campo de
Montiel. Está situada en la zona sudeste de la provincia de Ciudad Real, distando
98 kilómetros de la capital, siendo su patrón el Santísimo Cristo de la
Misericordia.
La imagen del Cristo de la Misericordia
es una obra del escultor Giraldo de Merlo quien lo tallaría entre 1619-1620,
que fue encargada personalmente al escultor para la parroquia de Castellar de
Santiago, por el entonces párroco, D. Pedro Abarca, que tuvo que desplazarse a
propósito hasta Toledo para realizar el contrato, que se conserva en el archivo
diocesano toledano en el cual se dice los siguiente:
"En
la ciudad de Toledo a veinte y siete días del mes de agosto de mill y
seiscientos y diez y nueve años... parecieron presentes de la una parte Giraldo
de Merlo , escultor vecino de Toledo y de la otra Pedro Abarca, clérigo
presbítero vecino de la villa del Castellar de Santiago deste arzobispado, y
ambas partes se convinieron e concertaron en manera... que el dicho Giraldo
Merlo se obliga y encarga de hacer un Cristo crucificado de dos varas, antes
más que menos, con su cruz enbarnizada y encarnado, el cual ha de ser de madera
massisa de pino de quenca seca, que no abra, el cual tengo que dar con corona y
cruz y rétulo y talla todo enbarnizado y encarnado, todo lo cual dará hecho y
acabado en toda perfección a contento del dicho Pedro Abarca y de maestros que
de ello sepan puesto en esta ciudad para el día de carnestoliendas del año de milI
y seiscientos y veinte, esto por precio de ochocientos y cincuenta reales... e
lo otorgaron e firmaron de sus nombres en el registro de esta carta... siendo
testigos don Francisco de León y don Lope Ortiz y Alonso de Rojas vecinos de
Toledo."
Pº
Abarca-Giraldo Merlo.
La talla de bulto redondo representa a
un Cristo crucificado, realizada en
madera de pino policromada, que se encuentra a caballo entre las
representaciones idealistas del final del manierismo y el dramatismo de los
tiempos del barroco español. A la presencia de los dorados, propios de la
imaginería española, se los acompaña con un estudio naturalista del cuerpo de
Jesús.
La representación del crucificado con
tres clavos, común dentro de la iconografía occidental, inclina la cabeza sobre
el pecho en un gesto muy natural. La imagen, sin embargo, denota un cierto
grado de idealismo en el dolor contenido en el rostro y la escasez de sangre
que corre por el cuerpo, a pesar del dramatismo de la escena.
La imagen actual aparece acompañada por
rayos luminosos que surgen del crucificado así como ángeles que sostienen
símbolos de la pasión. En 1957 don Juan Hervás y Benet, obispo prior de Ciudad Real, le
impone en la plaza del pueblo unas potencias a modo de pequeñas ráfagas
completando la ornamentación con una corona de espinas bañada en oro, corona
que el Cristo había tenido desde su venida a Castellar.
Las fiestas patronales en honor al
Cristo de la Misericordia se inician el 13 de septiembre con la Víspera. A las
nueve de la noche, tras el toque de campanas, todos los vecinos del pueblo
encienden una hoguera en las puertas de sus casas acompañadas del lanzamiento
de cohetes y disparos de escopeta convirtiendo el pueblo en un espectáculo de
fuego y pólvora.
El día 14, por la mañana, se inicia la
procesión con la imagen, acompañada por una banda de música y
"adornada" con tiros de escopeta, traca, etc. en todo su recorrido
procesional.
El Santísimo Cristo de la Misericordia
recibe culto en la Iglesia Parroquial de Santa Ana, de mediados del XVI que
corresponde a tipología de iglesias toledanas y manchegas de tradición mudéjar.
El templo tiene planta de cruz latina.
Consta de una sola nave central con brazos del crucero poco desarrollados y
está rematada con una espadaña. Los muros de edificación son de mampostería
basta con gruesos contrafuertes mezclados con verdugadas de ladrillo que
sustituye a las piedras en las esquinas y en el dovelaje de los vanos. Posee
dos puertas de acceso con pórticos de piedra arenisca roja.
Ocupando el centro del tramo central del
lado sur se abre la portada principal, de gran monumentalidad, terminada en
1680. Arquitectónicamente en su Interior la iglesia parroquial de Santa Ana
desarrolla planta de una sola nave, con presbiterio poligonal de cinco lados,
con brazos del crucero apenas esbozados, como es habitual en el modelo de
templos difundidos en la segunda mitad del siglo XVI en la zona manchega, por
influencia de los planteamientos de Juan de Herrera, arquitecto de El Escorial.
El presbiterio, semiesférico, adorna su liso paramento mediante cuatro altas pilastras toscanas en ángulo. Sus capiteles resaltan sobre el entablamento, que a modo de franja decorativa recorre toda la línea de impostas, prolongándose ininterrumpidamente por los brazos del crucero hasta el cuerpo de la nave
Sobre el crucero una falsa cúpula sostenida por cuatro pechinas. El cuerpo principal se divide en tres crujías separadas por pilastras toscanas, dispuestas sobre zócalo corrido, sin basas. La bóveda, de cañón, sin lunetos, queda dividida en cuatro elementos mediante sencillos arcos fajones de medio punto, apoyándose sólo tres de ellos en sus correspondientes pilastras, mientras que el correspondiente a la zona de la portada carece de apoyo.
Los brazos del crucero son poco
profundos, sustentados sobre cuatro pilastras toscanas con sus correspondientes
capiteles y entablamento. Se cubren con bóvedas de cañón, sencillas. En el muro
de unión entre los brazos y el presbiterio se abren pequeñas
capillas-hornacinas, protegidas con verjas de hierro. En el lado de la epístola
se abre un nicho, sobre grada, frente a la que se dispone la pila bautismal,
con taza gallonada, sobre pedestal.
En la villa existen tres casas blasonadas con iguales motivos heráldicos, posiblemente de las últimas familias hidalgas de la villa.
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