Para terminar todo lo relacionado a la
escalera del camarín de la Virgen del Prado, voy hacer referencia a los escudos
de armas de los reyes que tuvieron la imagen de la Virgen del Prado, que
podemos ver junto a la puerta de entrada del camarín en grandes lienzos.
Estos escudos son una reproducción de
los que aparecen en el libro que se conserva en el archivo de la Parroquia de
Nuestra Señora del Prado “Merced”, que lleva como título: “Executoria y
Antigüedad executada de la Milagrosa imagen de Ntra. Sra. Santa María del
Prado, Restauradora de las Dos Castillas, Fundadora, Patrona y protectora de
Ciudad Real”, y fueron realizados por Dª Maximina Arche entre los años 1966-1967.
Estos escudos son los del Rey Sancho Mayor
de Navarra (c. 990/92-18 de octubre de 1035). Fue el Rey que recibió la imagen
de la Virgen de los Torneos en Pamplona, tras su descubrimiento por Ramón
Floraz en Velilla de Jiloca (Zaragoza). La imagen de la Virgen encontrada recibía entonces el nombre de los Torneos, y
dicen los historiadores que este rey, la
mando colocar en su oratorio, teniéndole una gran devoción, siendo venerada a
partir de entonces con el nombre de Nuestra Señora de los Reyes.
Otro de los escudos es el del hijo de
Sancho Mayor de Navarra, Fernando I de Castilla (c. 1016-León, 27 de diciembre
de 1065). Fue este rey muy devoto de la Virgen, durante su reinado la tuvo en
la capilla de su Palacio en Burgos, donde ante su altar todos los días asistía
a la Santa Misa, acompañado de su familia y la nobleza castellana.
Con el paso de los años llegamos al
reinado del hijo de Fernando I, Sancho
II de Castilla, llamado «el Fuerte» (Zamora, 1038 o 1039 – ibídem, 7 de octubre
de 1072), quien heredo la imagen y le tuvo gran devoción.
El último escudo que podemos ver colgado
en la pared del camarín es el del rey Alfonso VI (1040/41 -Toledo, 1 de julio de 1109)
llamado «el Bravo». Después de la jura de Santa gadea, realiza, de triunfo en
triunfo, varias empresas guerreras contra los mulsumanes, llevando consigo la
venerada imagen, en la advocación, entonces, de Nuestra señora de las Batallas.
Fue durante su reinado cuando se produce la aparición de la Virgen en 1088 en
el entonces Pozuelo Seco, hoy Ciudad Real, pasando a venerarse la imagen bajo
la advocación de Nuestra Señora del Prado.
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