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martes, 19 de mayo de 2020

LOS MISIONEROS DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA (CLARETIANOS) EN CIUDAD REAL 1895-1989


Vista de la antigua casa-misión de los claretianos de Ciudad Real en la calle Corazón de María

Los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, llegaron a nuestra ciudad en 1895, tal y como publique el otro día, y permanecieron en la misma hasta el año 1989. En un primer momento en su casa-misión de la calle Corazón de María, y posteriormente en la Parroquia de San Pedro.

Desde la llegada a nuestra ciudad de los claretianos, su labor apostólica fue extraordinaria por su extensión y sus múltiples facetas. La ejercitaron, con sacerdotes, seminaristas, religiosos y fieles en general; en el púlpito, en el confesionario, en las escuelas, en los hospitales y asilos, en la cárcel, a la cabecera de los enfermos; en la capital, en los pueblos de importancia y en los pueblos escondidos en la sierra… Y esto sin descuidar el culto en su propia iglesia, que siempre fue esmerado, con variedad de fundaciones y devociones, de manera que la iglesia del Corazón de María llegó a figurar entre las mejor atendidas y más frecuentadas de la capital. Ella fue el foco que irradió especialmente por todo Ciudad Real la devoción al Corazón de María y al Santísimo Sacramento, dos devociones entrañablemente claretianas.

En 1934 se celebraron solemnes cultos con motivo de la beatificación de los Misioneros, Antonio María Claret, que culminaron con un triduo celebrado en febrero. En la foto el prelado Dr. don Narciso de Estenaga, martirizado dos años después, los canónigos Fernández de Sevilla y Jiménez Manzanares, el P. Dimas, entonces superior, los catedráticos don Vicente Calatayud y don Cristóbal Caballero, grandes amigos de la casa, el periodista don Luis Oraá, el P. González, jesuita, también mártir como don Julio Melgar y otros religiosos

La casa-misión al igual que su iglesia, fue asaltada en 1936 por milicianos de izquierdas, expulsando de la misma a los religiosos y a un grupo de catorces jóvenes seminaristas en vísperas de ser ordenados sacerdotes, cuyas edades oscilaban entre los 20 y 26 años, y el Hno. Felipe González (47 años), que fueron asesinados el 28 de julio del citado año en Fernancaballero.

Terminada la Guerra Civil en 1939, los claretianos vuelven a nuestra ciudad, albergando su residencia entre 1940 al 1954, los alumnos internacionales del llamado “Año de perfección”, una especie de segundo año de noviciado que la Congregación tenia establecido para los sacerdotes después de unos años de ministerio.

En el año 1948 y ante la falta de clero diocesano, el entonces Obispo-Prior D. Emeterio Echeverria, encomendó a los claretinos la Parroquia de San Pedro. Tres años más tarde en 1951 y hasta 1964, la orden estableció en nuestra ciudad el noviciado canónico de la provincia religiosa de Castilla, en la casa-palacio de los Condes de la Cañada.

El destruido retablo que presidia la iglesia en 1936

En 1966, fue suprimida la comunidad de la Casa-misión, los padres encargados de la parroquia de San Pedro, pasaron a vivir a la Casa Cural, desde donde seguían atendiendo a la iglesia del Corazón de María, hasta que en 1973 fue cerrada al culto y demolida junto al resto de la casa-misión.

Los claretianos siguieron en nuestra ciudad en la Parroquia de San Pedro, hasta el año 1989, que la orden acordó terminar su misión en nuestra ciudad, despidiéndose con una Eucaristía que se oficio el 3 de septiembre del citado año, tras noventa y cuatro años de presencia en Ciudad Real.

Una profesión religiosa en nuestra ciudad, cuando en ella estaba el noviciado

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